Esta semana me ha tocado probar uno de esos coches compactos con buena fama, aparentemente bien fabricados y bien hechos. No obstante, al final de la prueba, la sensación que me queda es que se trata de un coche normal. Un coche que hace de la normalidad absoluta su bandera.
El Toyota Auris me parece un producto un poco insípido. Lo hace todo bien, es un coche correcto, pero no emociona, no transmite nada especial. Es un coche confortable, con un interior bastante espacioso para el tamaño que tiene la carrocería y con un tacto de conducción suave aunque no sofisticado. El problema es que otros vehículos ofrecen lo mismo, acompañados de un tacto de conducción más agradable, refinado y sofisticado.
Utilidad interior y ergonomía (vida a bordo)
El interior tiene un aspecto visual bastante correcto (ver vídeo). Cuando abres la puerta o te sientas, transmite sensaciones de coche bien ensamblado, sin fallos muy aparentes, pero con cierta apariencia de coche excesivamente sobrio. La apertura de las puertas es agradable (la bisagra de apertura permite que la puerta se abra y cierre con suavidad). Cuando cierras las puertas se nota que están bien amortiguadas. Es algo común en todos los modelos de Toyota y, eso, es de agradecer.
Los asientos no son perfectos, pero resultan confortables. Sujetan lo justo, más por respaldo que por banqueta ,y tienen un tapizado que, sin ser de gran calidad, tiene un tacto agradable y transpira bien. Los reposacabezas quedan un poco lejos de la cabeza y, por tanto, no cumplen perfectamente con su función (este detalle es muy común en muchos coches).
El interior esta lleno de plásticos duros por todas partes. Los plásticos de la parte superior del salpicadero, consola y del guarnecido de las puertas es de mejor apariencia que las de las partes inferiores del interior. En general, parecen sufridos y fáciles de limpiar. No es que estemos tocando permanente los plásticos, ni es algo estrictamente necesario, pero se echan en falta materiales mullidos y de mejor apariencia, más que nada para los ruidos y crujidos de los plásticos interiores se vean mejor amortiguados. Muchos de sus rivales sí que los tienen. Las únicas piezas con material mullido son la tapa superior de la guantera (ver imagen) y la visera de la instrumentación.
Todas las piezas tienen unos ajustes correctos. Sin ser lujosos ni especialmente cuidados, todas las piezas están ajustadas y enrasadas como tienen que estar. Los tiradores de los guarnecidos de las puertas y la consola central están adornados con unas inserciones plásticas de imitación metálica que tiene un aspecto y calidad normal, aunque se nota que es plástico.
La correcta posición al volante se encuentra con facilidad y siempre me encontré cómodo a los mandos. Curiosamente iba más cómodo en una posición elevada. El diseño del salpicadero y la posición del selector del cambio (más bien elevado) te obligan a ir en una posición más alta (ver imagen). El volante tiene regulación en altura y profundidad.
El volante de nuestra unidad de pruebas estaba forrado en cuero. El tacto que tiene es mullido, blando y agradable. El volante me gustó por tamaño y formas. La parte inferior está achatada para dejar más espacio para las piernas.
La consola central tiene un diseño poco convencional. Cuenta con una especie de puente que une el salpicadero con la consola. Esto permite que el selector del cambio se encuentre en una posición sobreelevada, lo cual se traduce en una mayor comodidad a la hora de manejarlo. También, se accede muy bien a los mandos de la consola central y al freno de mano.
Por el contrario, este diseño tan peculiar evita que podamos acceder con facilidad a los típicos compartimentos que solemos encontrar en la zona más baja de la consola central. Justo debajo de la consola central hay un pequeño hueco (escondido) que no tiene mucha capacidad (si dejamos algún objeto se cae con facilidad).
El espacio para guardar objetos lo proporciona todo el compartimiento de los pasajeros y un cajón bajo el asiento del acompañante. El espacio extra se encuentra en una guantera superior adicional y debajo de la consola central. Los bolsillos de las puertas son espaciosos y prácticos, con soportes para botellas en las puertas traseras (ver imagen). También hay posavasos en los extremos del salpicadero (ver imagen). En total, hay 10 zonas para guardar objetos en la cabina de los pasajeros, ofreciendo un volumen para este fin de 32 litros.
La guantera es peculiar, ya que tiene dos compartimentos con tapa (ver imagen). Uno está en la zona donde suele estar el airbag del acompañante,mientras que la otra está situada en la zona inferior (la típica zona de las guanteras). Ninguno de los dos compartimentos tiene tapizados adherentes o similares. En el compartimento superior hay poco espacio y se encuentran las entradas USB y AUX jack (ver imagen). Las tapas que cubren ambas guanteras son endebles y tienen una apertura y cierre muy poco cuidado y refinado.
La instrumentación combina indicadores analógicos y digitales. No me ha gustado el botón para pasar de una información a otra del ordenador. El botón que todas las marcas usan de puesta a cero de los parciales de consumo y kilometraje, en este vehículo, además, hace de selector de las funciones e información del ordenador de bordo. Muy incómodo. Es un detalle predominante en muchos modelos japoneses. Por lo demás, la instrumentación es clara y ordenada.
El espacio disponible y el nivel de confort que hay en las plazas traseras es de las cosas que más me han gustado en este coche. Hay mucho espacio en todas sus cotas y la postura cuando te sientas es muy confortable. En este sentido, es de los mejores dentro de su categoría.
El maletero tiene una capacidad de 350 litros. Se encuentra en la media de lo que ofrece el segmento. Cuando se abaten los respaldos de los asientos traseros, quedan prácticamente enrasados con el piso, algo que es de agradecer cuando se introducen objetos voluminosos (ver imagen).
Conducción: Motor y comportamiento dinámico
Uno de los puntos más decepcionantes de este coche es, sin duda, el motor. Se trata de un 1,6 litros de 132 caballos de potencia que no destaca en nada; ni por consumo, ni por prestaciones, ni por rendimiento. Por prestaciones y consumo es, por ejemplo, peor que un Volkswagen Golf 1.4 TSI de 122 CV. Un Renault Mégane 1.4 TCe de 130 CV también ofrece mejores prestaciones y un consumo prácticamente equivalente al del Toyota.
Para conseguir unas cifras más o menos equivalentes, hay que irse a motores de la misma cilindrada (1.6 litros) con unos niveles de potencia inferiores. Por ejemplo, un Renault Mégane 1.6 litros de 110 CV o un Mazda3 1.6 litros de 105 CV tienen unas prestaciones inferiores a las de este modelo, pero, por ejemplo, en el caso del Mazda3 el consumo es mejor.
Con estas comparativas, llegamos a una conclusión muy clara. Las prestaciones que ofrece esta versión son inferiores a la de modelos con una potencia muy similar. Sus rivales corren más, rinden más y consumen menos.
Lo mejor de este motor es que no transmite demasiados ruidos y vibraciones al interior y que tiene un tacto muy suave. No todos los modelos equivalentes al Toyota Auris tienen un motor tan refinado con este 1.6 litros de 132 CV.
Si buscas unas prestaciones acordes a lo que ofrece un motor de 132 CV, olvídate de este coche. El mercado plantea mejores opciones.
Para obtener la mejor respuesta hay que moverse a un régimen de giro muy alto. A partir de 4.000 RPM es cuando este motor comienza a dar sensaciones claras de vida. No es un motor que responda como uno cabe esperar. Por mucho que estires el motor, nunca encontrarás la aceleración que cabe esperar en un propulsor de esta potencia y cilindrada.
El motor tiene un consumo normal. En ciclo combinado suele gastar unos 7,5 litros cada 100 Km. Teniendo en cuenta las pobres prestaciones que ofrece, yo me decantaría por la versión 1.3 litros de 99 CV, que consume bastante menos (unos 6 litros en ciclo mixto) y que tiene unas prestaciones cercanas a la versión de 132 CV.
Los desarrollos del cambio son más bien cortos. Al menos, tienen la misma relación de cambio que el Auris 1.33 litros de 99 CV y son más cortos que muchos de sus rivales. La prestación del 1.6 litros de 132 CV es tan perezosa, que me daba la sensación de que eran largos, aunque son los adecuados vista la ficha técnica.
Este motor se encuentra asociado a un cambio manual de 6 velocidades. Tiene un tacto suave cuando se maneja despacio. Cuando se maneja con rapidez cuesta algo más de trabajo por su dureza. Lo mejor de todo es que el selector es muy accesible, debido a la sobreelevación que presenta.
El Toyota Auris 1.6 VVT-i Valvematic tiene un tacto suave y agradable cuando lo conduces. Pedales, cambio y dirección tienen un tarado suave que permiten conducir este coche con muy poco esfuerzo.
El tarado de las suspensiones hace que nos encontremos un coche confortable que intenta tratar lo mejor posible a todos los ocupantes. No es de los coches más dinámicos de su categoría, pero es un coche estable y seguro. En este sentido, si buscas un coche cómodo, no demasiado ruidoso y con unas suspensiones que filtran bien las imperfecciones del asfalto, es posible que esta versión te resulte interesante.
Según el configurador de Toyota, el Auris 1.6 VVT-i Valvematic está disponible desde 17.550 €. Por precio, se encuentra más o menos en la media del segmento. Un Renault Mégane 1.4 TCe de 130 CV es algo más caro (18.270 €) pero tiene un equipamiento más completo. Por otro lado, el Volkswagen Golf 1.4 TSI de 122 CV es más caro y está menos equipado (cuesta 20.090 €). Estos dos coches me parecen preferibles al Toyota Auris.
Conclusión: El Toyota Auris 1.6 VVT-i Valvematic puede ser un coche recomendable para quien busque un coche cómodo, amplio por dentro y con un tacto de conducción que implica suavidad y poco esfuerzo (creo que esto es importante en un coche de estas características). Su motor ofrece unas prestaciones y un rendimiento muy por debajo de lo esperado, aunque emite un nivel de ruidos y vibraciones muy bajo. Si te gusta el Toyota Auris, te recomendaría la versión 1.3 de 99 CV. Tiene unas prestaciones similares y un consumo claramente más bajo.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A.R. Sastre, G. Rodríguez y Toyota