Skoda Scout 2.0 TDI 140 CV DPF 4x4 es un turismo familiar con ciertas cualidades para desenvolverse tanto en carretera como fuera de ella. Nosotros probamos la versión Diesel de 140 CV (aquí tienes más información sobre la gama Scout).
Antes de analizar el modelo en cuestión, tengo que reconocer que Skoda es una marca que me gusta. Todos los modelos que he podido probar de la marca checa me han dejado un buen sabor de boca. En este caso, el Skoda Scout en su versión Diesel de 140 CV me ha dejado muy buenas sensaciones. Tiene casi todo lo que cabe esperar en un coche de estas características y pocas puntos negativos que nos hagan descartarlo.
Interior práctico y bien acabado
Nada más subirme al interior me encuentro con unos buenos acabados y una calidad percibida notable. La parte más visible del salpicadero y de los paneles de las puertas están recubiertos por un material plástico blando y de buen aspecto. El resto de materiales también me parecen buenos y satisfactorios. Los acabados y el ensamblaje de todas las piezas están bastante cuidados y no encontramos grandes defectos y desajustes entre unas piezas y otras. Tampoco percibimos ruidos parásitos como consecuencia de un mal ensamblaje entre piezas.
La posición al volante es elevada y bastante cómoda. No tengo que manipular demasiado los reglajes del asiento y volante para encontrarme cómodo a los mandos. Para mi gusto, los asientos tienen una realización magnífica, porque sujetan muy bien el cuerpo, son cómodos y su mullido tiene el grado de dureza justo para encontrarlos confortables y poder cuidar la espalda cuando se recorren muchos kilómetros.
A continuación, miro a mi izquierda y derecha y veo que los espejos retrovisores exteriores son de generosas dimensiones. Por lo que me ofrecerán una magnífica visibilidad, algo que es de agradecer. Además, integran los intermitentes laterales.
Una vez acomodado, comienzo a vaciarme los bolsillos y a buscar huecos para dejar los objetos que llevo encima; el móvil, las llaves de casa y la cartera, entre otras cosas. Veo que la oferta de huecos y compartimentos es abundante; hay un hueco que hace las veces de posavasos muy útil para dejar objetos (me parece que es el más accesible de todos), dos compartimentos con tapa (uno encima de la consola central y otro en la parte inferior izquierda del salpicadero, justo debajo de los mandos que controlan las luces) y unas bolsas rígidas en las puertas de generoso tamaño. Todos los compartimentos, salvo los situados en las puertas, tienen fondos de goma adherentes en algunos casos y de tela en otros. A mi me gustan que estos huecos cuenten con estos tapizados, ya que en algunos casos evitan que los pequeños objetos que dejamos en ellos se resbalen con facilidad y puedan rozarse, pero sobre todo por los molestos ruidos que hacen cuando circulamos.
Tras ubicar los objetos en sus respectivos compartimentos, decido sentarme en el asiento del acompañante. Nada más ubicarme noto que me encuentro cómodo desde el primer momento. Abro la guantera y veo que, además de ser climatizada, cuenta con una buena iluminación y capacidad para guardar la documentación y el chaleco de señalización. Además, todavía queda espacio para guardar un refresco o algo de comida. El salpicadero integra un asa que quizá pueda ser muy útil para que podamos agarrarnos en caso de descender por una pendiente muy pronunciada o por zonas que muevan mucho el coche.
Plazas traseras algo justas
Ahora vamos a ver lo que dan de sí las plazas traseras. Antes de acceder nuevamente al interior, pienso que si tuviera que comprar un coche de estas características, uno de los puntos en los que más fijaría mi atención sería en el confort y el espacio disponible en las plazas traseras. En el Skoda Scout no hay mucho espacio para las piernas, o al menos no el que yo esperaba. Tampoco me gustó demasiado la postura que adopta un adulto cuando se sienta; me pareció demasiado forzada y erguida. Como en las plazas delanteras, los asientos de las traseras también me parecieron envolventes. Además, en la parte central del respaldo hay un apoyabrazos escamoteable que viene de maravilla para que los brazos descansen durante los largos desplazamientos. Este apoyabrazos tiene un pequeño compartimento que permite guardar objetos pequeños.
Para instalar sillas infantiles me parece un coche interesante, ya que el acceso al habitáculo es bueno y los dispositivos infantiles se colocan fácilmente y con poco esfuerzo. La climatización de las plazas traseras me pareció satisfactoria, sobre todo gracias a estos difusores situados en la parte más retrasada de la consola central. En las plazas traseras no hay tantos compartimentos como en las delanteras, no obstante, creo que tiene suficientes. Los paneles de las puertas integran dos pequeñas bolsas rígidas, hay un pequeño compartimento debajo de los difusores traseros del sistema de climatización y un pequeño compartimento integrado en el apoyabrazos.
Mucha capacidad y funcionalidad
El maletero me gusta; es amplío, está muy bien tapizado, es tremendamente práctico y tiene formas regulares que permiten aprovecharlo al máximo. Tiene una capacidad de 580 litros (ver imagen). Si abatimos los asientos (en proporción 60/40) la capacidad aumenta hasta los 1.620 litros (ver imagen).El piso no es plano, pero tampoco es demasiado profundo. En las paredes laterales hay dos compartimentos. Uno sirve para guardar los triángulos de señalización y un pequeño botiquín de emergencia (ver imagen). El otro compartimento puede servir para guardar cosas varias; luces de repuesto o unos guantes que pueden venir muy bien para cambiar una rueda (ver imagen). Además, el maletero dispone de una serie de ganchos que permiten instalar redes y así sujetar objetos, si lo vemos necesario (ver imagen). También hay dos ganchos para colgar bolsas (hay una en la parte izquierda y otro en la parte derecha) y una toma de corriente de 12 V.
Los respaldos de las plazas traseras integran una pequeña trampilla que comunica el maletero con el habitáculo, la típica trampilla para meter los esquíes (ver imagen).
El portón no resulta demasiado pesado, tanto para abrirlo como para cerrarlo. Para cerrar el maletero hay un tirador de goma muy práctico y muy espartano que nos facilita mucho dicha maniobra. Lo único que me parece criticable es la pobre iluminación que tiene, y más en un maletero tan grande. De todas formas, es una asignatura pendiente en la gran mayoría de los coches.
En movimiento
Llega la hora de introducir la llave en el contacto y poner en funcionamiento el motor 2.0 TDI de 140 CV de origen Volkswagen. La primera sensación cuando la mecánica empieza a girar es buena. Pocas vibraciones y ruido. Se nota rápidamente que el habitáculo está muy bien aislado. Destacable para lo que cabe esperar en un coche de este precio y categoría.
Comienzo a recorrer los primeros kilómetros y percibo rápidamente que el ruido no se incrementa demasiado según vamos aumentando de velocidad y de régimen de giro. El motor responde muy bien desde bajas vueltas. Desde 1.750 hasta 2.500 rpm ya podemos disfrutar de todo su par (320 Nm). La entrega es suave y progresiva. No hay tirones, ni “patadas” incómodas que nos obliguen a dosificar mejor el gas y el embrague cuando toca cambiar de marcha. Siempre tengo la sensación de que el motor tiene la fuerza suficiente como para rodar en marchas largas (si lo veo necesario) o para buscar una aceleración enérgica. Soy consciente que entre 1.750 y 4.000 rpm dispongo del par y potencia suficiente para poder desenvolverme sin problemas, tanto en ciudad como en carretera.
El consumo de carburante me ha parecido bastante contenido en líneas generales. Por autovía a velocidades legales su consumo se sitúa por debajo de 6 litros. En carreteras de segundo orden aprovechando la máxima aceleración y prestaciones posibles su consumo se sitúa sobre los 8 litros.
Como sucede en todos los modelos del Grupo Volkswagen, el tacto de todos los elementos mecánicos con los que entramos en contacto es excelente. El grupo pedalier (embrague, freno y acelerador) tienen un tacto agradable y preciso. Lo mismo ocurre con la dirección, precisión y suavidad la definen perfectamente. Por su parte, el cambio es rápido y con un tacto que transmite calidad y solidez.
Estable y polivalente
Una de las cosas que más me han gustado y sorprendido del Skoda Scout es su comportamiento dinámico, tanto en carretera como fuera de ella. En carretera es un coche que, pese a tener una carrocería más elevada de lo normal y unas suspensiones con bastante recorrido, se comporta de una forma sobresaliente. Es un coche equilibrado, eficaz, estable y hasta divertido. Aunque el conductor medio que quiera comprarse este coche no busque diversión al volante o una máquina de devorar curvas, en el Skoda Scout encontrará de serie un coche con el que, si quiere, se divertirá conduciendo y se sentirá buen conductor.
En carreteras con muchas curvas es un coche ágil, ya que entra muy bien y tiene un tren trasero muy participativo que se entiende de maravilla con el delantero para buscar un coche bastante neutro con unas reacciones muy suaves y predecibles.
Tengo la sensación que el bastidor está muy trabajado y que la tracción integral aporta mucho para que el comportamiento del Skoda Scout sea de nota.
Cuando toca salir fuera del asfalto hemos de pensar que no tenemos un todoterreno entre las manos, pero si encontraremos un buen coche para circular por caminos sin mayores problemas. Las suspensiones absorben muy bien los baches y la altura de la carrocería es suficiente como para no preocuparnos demasiado por los bajos.
Pero donde mejor nos va a venir el Skoda Scout es para circular por determinadas vías bacheadas o en mal estado, para superar las pronunciadas rampas de acceso a muchos garajes, supermercados o centros comerciales y para superar con mayor facilidad los molestos badenes que están poblando nuestras localidades.
Gama y equipamiento
El Skoda Scout se comercializa con dos motorizaciones; un gasolina 2.0 TSI de 160 CV y la versión Diésel de 140 CV que es objeto de nuestra prueba. Para lo bueno y para lo malo cada uno de los motores están disponibles con un único acabado (aquí tienes más información de la gama Scout).
Está versión se puede adquirir desde 28.820 €. Tirando de opciones y equipándolo hasta los dientes, el precio se puede incrementar en unos 10.000 € aproximadamente. Su equipamiento de serie me ha parecido suficientemente completo como para no echar en falta prácticamente nada. De su equipamiento opcional, me gastaría los 700 € que cuesta el sensor de parking delantero y trasero, los 920 € del techo solar y los 420 € de la pintura metalizada.
Conclusión: El Skoda Scout me ha dejado muy buen sabor de boca en líneas generales. Es un coche que cumple con creces en todos los apartados: Tiene un buen maletero, resulta cómodo, ofrece muy buenos acabados, es práctico, polivalente y tiene un comportamiento dinámico impecable en todos los terrenos La única pega reseñable que le veo es la falta de espacio para dos adultos en las plazas traseras. No obstante, el conjunto es tan bueno, que este punto negativo termina pasando a un segundo plano.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A.R. Sastre, G. Rodríguez y Skoda