Twizy es la respuesta de Renault a una movilidad urbana, ágil y, sobre todo, sostenible. Resulta una solución muy ingeniosa que se plantea como una alternativa interesante a lo que ofrecen muchos utilitarios convencionales, o bien, cualquier ciclomotor. Nosotros probamos la versión más potente (Twizy 80) asociada al acabado más alto (Technic). Aquí puedes configurar tu Renault Twizy.
Aspecto futurista
Cuando echo el primer vistazo antes de subirme al coche, la apariencia es más propia de algunas películas futuristas, que la de un utilitario convencional. Nuestra unidad de pruebas contaba con una de las combinaciones más atractivas que presenta la gama, con un look elegante en blanco y negro, llantas de aleación y pintura metalizada de serie (ver imagen).
Aunque la estructura, tal y como cabe esperar en cualquier vehículo de este tipo, es de acero, toda la carrocería está formada por piezas de plástico. El ensamblaje de todos los paneles es bueno, y sólo hemos encontrado algunas tolerancias algo excesivas en la plancha de plástico, con aspecto de fibra de carbono, que hace de techo.
Nuestra unidad estaba equipada con puertas. Éstas basculan hacia delante, como la de muchos deportivos de ensueño, como por ejemplo, un Koenigsegg Agera. Las puertas pesan muy poco, y el mecanismo que permite abrirlas y cerrarlas presenta muy poca oposición, además de asistir perfectamente para que se abran solas a poco que hagamos un pequeño gesto. Estas puertas no presentan ningún tipo de cierre centralizado, por lo que siempre quedan abiertas (ver imagen).
Habitáculo de dos plazas
El interior, tal y como cabe esperar, es sumamente sencillo. Encontramos un asiento tipo baquet, un volante, un pequeño cuadro de instrumentos, un salpicadero y los mandos necesarios para la conducción. Nada más.
El asiento del conductor es de tipo baquet y únicamente tiene regulación en profundidad, por lo que el respaldo queda en una posición fija y el reposacabezas forma parte de la estructura del asiento. Todas las partes del asiento están acolchadas con piezas plásticas mullidas que resultan confortables. La postura, una vez sentado, es bastante natural y cómoda, aunque al no poder variar la inclinación del respaldo, puede que algunos conductores se le cargue la zona lumbar al conducir durante mucho tiempo.
Mandos: disposición y funcionamiento
El puesto de conducción está bien resulto, pese a que el volante no se puede regular ni en altura, ni en profundidad.
El volante tiene un tamaño más bien pequeño, cosa que se agradece. Está fabricado en un plástico que tiene un buen tacto y está achatado en la parte inferior –a mí me hubiera gustado que fuera totalmente redondo, aún así, se maneja perfectamente-.
Detrás del volante, están los típicos mandos satélite que nos permiten controlar el alumbrado exterior, intermitentes, limpiaparabrisas, ordenador de a bordo y el avisador acústico que se activa cuando circulamos en una zona que queremos que nos oigan (ver imagen). Este aviador emite un pequeño pitido, no demasiado molesto, que procede de unos altavoces que están instalados en el techo (ver imagen).
A la izquierda del salpicadero se encuentran los botones que activa las luces de emergencia y de la transmisión (ver imagen). Precisamente, el cambio tiene un manejo peculiar, y es que no debemos olvidarnos que estamos en un coche eléctrico.
La transmisión del coche se maneja desde tres botones (D, N y R). Obviamente, como cualquier cambio automático, la “D” es la directa que nos permite iniciar la marcha, “N” es la neutral, es decir, punto muerto y, la “R”, es la marcha atrás. La “N” realmente no es un tercer botón, sino que se activa cuando pulsamos los botones “R” y “D” a la vez. Para activar cualquiera de estas tres funciones, es necesario pisar el freno.
El cuadro de instrumentos es muy sencillo, aunque se lee perfectamente. Consta de una pantalla LCD que muestra información digitalizada sobre la velocidad, carga de baterías, rendimiento energético, kilometraje, autonomía y la hora. Alrededor de esta pantalla, están los típicos testigos sobre los indicadores de dirección, luces, freno de estacionamientoÂ… etc.
Habitabilidad
Pese a que se trata de un coche pequeño, en la plaza del conductor hay suficiente espacio para cualquier adulto, incluso de estatura elevada. Lo mismo ocurre con la trasera -el ocupante de esa plaza va sentado detrás del conductor-. Para acceder a ella, hay que mover el asiento delantero en longitud, mediante una palanca mecánica que hay en la banqueta. El asiento se desliza con facilidad pese a que el mecanismo no es muy refinado. Ya sentados detrás, no hay sensación de agobio –al menos en mi caso- y hay bastante más espacio del que parece. Para viajar en esta plaza, hay que hacerlo con las piernas abiertas -en el piso hay dos reposapiés específicos para que vayamos con un nivel de confort bastante digno-. Al igual que el asiento delantero, en la plaza trasera el asiento está integrado en el propio entorno del vehículo y, además, también cuenta con zonas mullidas para ir con suficiente comodidad.
Obviamente, en el interior no hay demasiados compartimentos para dejar pequeños objetos y tampoco tenemos un maletero como en un coche normal, pero Renault ha sacado petróleo –nunca mejor dicho- para que el Twizy sea un coche mínimamente práctico.
Huecos y compartimentos
El salpicadero integra dos pequeñas guanteras con tapa de 3,5 y 5 litros de capacidad. Ambas están ubicadas en cada uno de los extremos del salpicadero (ver imagen). La de la derecha es la que tiene mayor capacidad y se puede cerrar con llave, algo muy práctico si queremos llevar la documentación o algo de valor. La de la derecha no tiene cerradura e incluye en su interior una toma de 12V.
Ninguna de las dos guanteras cuentan con una apertura refinada. Además, no podemos dejarlas fijadas en una posición para que no molesten cuando queremos guardar lago. La que tiene cerradura, únicamente se puede abrir desde la llave de contacto. Cuando queda condenada, da la sensación de que presenta muy poca oposición para alguien que quisiera forzarla y robar el contenido de la misma.
Detrás del cojín que está integrado en el respaldo de la plaza trasera, se esconde un pequeño compartimento –bastante práctico- en el que se pueden guardar los triángulos de señalización, el chaleco de emergencia y todavía hay espacio para guardar algún que otro objeto (ver imagen). Este compartimento tiene cerradura y resulta algo engorroso cuando queremos abrirlo y cerrarlo, así que no es muy recomendable utilizarlo para meter objetos que utilicemos con asiduidad –tiene una capacidad de 31 litros-.
Ninguno de los compartimentos que hemos citado están tapizados por dentro y presentan algunos bordes y acabados que resultan cortantes.
Calidad interior
La sensación de acabados y fabricación del interior es inferior a la de cualquier utilitario barato. Es cierto que los materiales del interior tienen que ser muy sufridos, ya que están expuestos a la intemperie. Además, al lavar el coche, entra agua con facilidad aunque pongamos especial cuidado.
Todos los plásticos del interior son rígidos y sumamente sencillos. Algunas tolerancias en el ensamblaje de piezas están algo descuidadas y se perciben crujidos en algunas zonas del habitáculo.
Uno de los elementos en los que más se nota el ajuste de costes, es el freno de estacionamiento. Está situado en la parte inferior del salpicadero (ver imagen). Si queremos accionarlo, es suave y se utiliza sin problemas. Sin embargo, cuando queremos soltarlo para iniciar la marcha, tiende a quedarse atascado, por lo que hay que aplicar mucha fuerza y quitarlo de una forma bastante violenta.
En movimiento
Llega la hora del momento más esperado, ponerse en marcha. Para empezar, como en cualquier vehículo, hay que abrocharse el cinturón. El del asiento del conductor es algo peculiar. Está formado por cuatro puntos de anclaje. Primero hay que ponerse un cinturón que está a la izquierda del asiento y que recoge todo el hombro. Este cinturón tiene la función de sujetar mejor el cuerpo cuando se produce un impacto lateral. Una vez puesto, hay que abrocharse el cinturón convencional de tres puntos de anclaje.
La plaza trasera, también equipa cinturón de seguridad. En este caso, únicamente nos podemos poner el convencional de tres puntos de anclaje, ya que el cuerpo –a diferencia de la plaza del conductor- esta mucho más protegido.
Una vez que me he abrochado el cinturón de seguridad y ajustado la regulación del asiento, llega la hora de meter la llave de contacto. Es una llave normal, como la que puede tener un Renault Twingo, aunque no integra ningún tipo de botón para cerrar las puertas. Una vez introducida en el contacto –por cierto no entra con demasiada suavidad- debemos girarla en una primera posición en la que el Twizy realiza un chequeo de todas las funciones para ver que todo está en orden. Una vez finalizado este pequeño test, hay que girarla aún más para llegar a la segunda posición, en la que ya arrancamos el vehículo. Como el motor es eléctrico y no hace ruido, en el cuadro de instrumentos hay un pequeño testigo de color verde con la palabra “go” –algo así como “en marcha” en castellano-. Justo al lado de este testigo, se encuentra otro con la sigla que nos indica el estado de la transmisión (D,N ó R) -ver imagen-. Al arrancarlo, por defecto el coche está en punto muerto, por lo que hay que pisar el freno, y pulsar la directa o la marcha atrás para iniciar la marcha.
A diferencia de otros coches eléctricos completamente carrozados, en el Twizy se oye de una forma muy clara todos los ruidos que genera el vehículo -rodadura, motor y aerodinámica-. El motor, sin ser excesivamente molesto, se percibe con bastante claridad.
Tacto deportivo
Cuando realizo los primeros kilómetros, me doy cuenta que, el Renault Twizy, es lo más parecido que hay a un Kart o un fórmula, obviamente salvando las lógicas distancias que hay en prestaciones.
En primer lugar, me sorprende lo firme que es la suspensión, y es que Renault se ha querido cubrir muy bien las espaldas para que la estabilidad sea primordial. Para ello, han contado con toda la experiencia de su división deportiva (Renault Sport Technologies). Toda esa aportación de los chicos de Dieppe se nota desde el primer momento, ya que el Twizy tiene un tacto muy deportivo; apenas balancea por muy fuerte que sea el apoyo en curva, es muy directo de reacciones, es todo agilidad y su bajo peso (450 kg) hace que se detenga al momento para corregir en plena trazada, o bien, para disminuir la velocidad con suma rapidez.
Dinámicamente hablando, lo peor del coche, es la dirección. Que no tenga asistencia, no es un problema, porque el Twizy pesa tan poco, que no resulta pesada. Sin embargo, el gran inconveniente que le veo, es que tiene mucha desmultiplicación, lo que hace que sea menos directa. Entiendo que Renault no ha optado por una asistida para reducir al máximo el consumo energético, y como solución, han optado por desmultiplicarla algo más de lo debido para evitar que se endurezca demasiado.
Además de ser un coche de tacto deportivo, el Renault Twizy me encanta porque todo es “a pelo”, sin que ningún elemento mecánico cuente con asistencias o esté filtrado. La dirección –como acabo de comentar- no es asistida, las suspensiones te lo transmiten todo y, los frenos, no tienen ni ABS, ni servofreno.
Los frenos tienen un tacto formidable, son capaces de detener al Twizy en muy pocos metros y la fuerza se puede dosificar muy bien. Una auténtica delicia.
Pese el paso por curva es muy rápido, como el Twizy lleva bastante peso en el tren trasero (motor y baterías), el subviraje se hace notar en los giros más lentos y cerrados. En caso de que entremos algo “colados” en una curva lenta a una velocidad alta –dentro de lo que corre el Twizy- el subviraje se corrige rápido y con facilidad. Además, Renault se ha preocupado para las reacciones sean fáciles de corregir y el tren trasero se encuentra pegado al asfalto sin que nos deleite con un mal gesto.
Grandes cualidades en ciudad
Aunque el Twizy se comporta de maravilla en carretera, no debemos olvidar que, lo más importante en un coche de este tipo, es que se desenvuelva lo mejor posible en ciudad, y el Renault Twizy lo consigue. Es un coche que se mueve prácticamente igual que una moto en recorrido urbano puro y duro. Al tener un asiento central y una carrocería muy compacta, todas las dimensiones se controlan muy bien y se conduce de maravilla, mucho mejor que en cualquier turismo por muy pequeño que sea.
Lo mismo ocurre cuando hay que callejear o estacionarÂ…. el Twizy se mete en cualquier sitio y se desenvuelve como pez en el agua en los sitios más estrechos e inaccesibles. Es una auténtica gozada.
La visibilidad es bueno en todos los puntos pese a que no hay ventana en la parte trasera. La unidad de prueba contaba con un parabrisas térmico que integraba unas resistencias para el desempañado y desescarchado. Es una solución que resulta práctica, pero que distorsiona la visión (sobre todo de noche). El parabrisas no tiene la posibilidad de equipar parasoles o una especie de cortina que alivie la visibilidad cuando el sol está en una posición baja.
Sus puertas
Aunque el Twizy me parece un medio de transporte fantástico, también tiene sus inconvenientes. Además del equipamiento, del que más adelante hablaré, hay otro pequeño problema que puede que le reste muchos puntos para el usuario que quiera comprar un coche para casi todo. Me estoy refiriendo a las puertas. En opción o en las versiones más equipadas, se pueden instalar unas puertas que resguardan bastante de la intemperie, si bien no pueden evitar que entre el frío o el agua cuando llueve. Para paliar este problema y, ante las críticas de muchos clientes, Renault se ha sacado de la manga una especie de apaño en forma de accesorio que resguarda algo más el habitáculo. Se trata de una “ventana” transparente y flexible, que se sujeta al marco gracias a una cremallera (ver imagen).
Según Renault, los cierres de cremallera, no sólo permiten acceder al interior para poder abrir la puerta, sino que también posibilitarán la apertura o cierre de las protecciones laterales dependiendo de la temperatura exterior. Las dos aperturas situadas delante y detrás del cierre garantizan la suficiente entrada de aire para evitar la formación de vaho dentro del vehículo. Este solución no requiere de una instalación especial ni necesitamos herramientas para instalarlo. Sólo son necesarios cinco minutos para colocarlo la primera vez y no modifica la carrocería del vehículo.
Renault ha realizado numerosas pruebas a este nuevo sistema para garantizar un alto nivel de calidad y certificar su resistencia a los rayos UVA, la corrosión y el frío.
Este accesorio estará disponible a finales de octubre en la red comercial de Renault y se venderá en Francia (impuestos incluidos) por 349 euros. El precio con el que se va a comercializar en otros países se dará a conocer en próximas fechas. Pronto intentaremos probarlo para contaros nuestras sensaciones.
Aunque esto suponga una mejora para resguardarnos del frío y el agua, según nuestras informaciones, Renault ya está desarrollando prototipos con puertas convencionales y totalmente cerradas. Con el tiempo veremos si se implantarán en los modelos de serie o en una hipotética segunda fase del Twizy.
Las versiones actuales, con y sin puertas, tienen el inconveniente de que los ocupantes tienen que ir abrigados –prácticamente como en una moto- cuando las temperaturas son muy bajas.
El Renault Twizy está disponible en dos motorizaciones 100% eléctricas:
- La primera, de 7 kw / 9 CV, con un par máximo de 33 Nm, limitada a una velocidad máxima de 45 km/h, y que permite a Twizy 45 ser conducido a partir de los 15 años con sólo licencia de ciclomotor.
- La segunda, de 13 kw / 17 CV, con un par máximo de 57 Nm, que permite a Twizy alcanzar una velócidad máxima de 80 Km/h. Esta versión requiere el carnet de conducir tipo B.
Al igual que en el resto de su gama 100% eléctrico cero emisiones (Z.E.), Renault busca la mayor tranquilidad para el cliente de esta nueva tecnología, y propone las baterías en régimen de alquiler, por una cantidad mensual de 50 euros / mes, que incluye la asistencia en caso de descarga completa de la batería. Twizy se puede recargar por completo en cualquier toma doméstica de 220v en tan sólo 3h 30m, lo que le permite disponer, en ciclo NEDC, de hasta 100 km de autonomía, ampliables hasta 115 km en condiciones atmosféricas y de conducción y de circulación idóneas. Aquí tienes dos vídeos muy gráficos en los que se explica, con todo detalle, un día utilizando el Twizy en Madrid (ver vídeo 1 y ver vídeo 2).
Cabe recordar que el coste de recorrer 100 kilómetros en un vehículo 100% eléctrico supone, con las tarifas y los precios de carburante actuales, una reducción de un 75% con respecto a un vehículo térmico.
El proceso de recarga es muy sencillo y no requiere de ningún tipo de proceso complejo. Tan sólo hay que sacar un enchufe, que está ubicado en el frontal del vehículo (ver imagen), y enchufarlo a una toma doméstica de 220v (ver imagen). Para saber el porcentaje de carga que tienen las baterías, sólo hay que echar un vistazo al cuadro de instrumentos para saberlo.
Por el momento, hemos probado la versión más potente –próximamente tenemos previsto probar la de 9 CV-. Sus prestaciones son más que suficientes para moverse por ciudad e, incluso, para rodar por vías extraurbanas sin problemas. Como cualquier coche eléctrico, el Twizy responde rápidamente y de forma constante cuando pisamos el acelerador. De hecho, apenas necesita 6 segundos para acelerar de 0 a 45 km/h (las mismas aceleraciones que una scooter de 125 cc en 50 metros). El acelerador se maneja con suavidad, pero tiene un recorrido muerto de un 20% aproximadamente.
Salvo que nos encontremos con un repecho, el Twizy avanza con alegría hasta los 50 km/h y, a partir de esa velocidad, le cuesta un poco más de trabajo avanzar, pero tampoco se percibe una pérdida notoria en la aceleración. También es fácil llegar a su velocidad máxima (nosotros alcanzamos los 84 km/h en llano sin recorrer demasiados metros).
Equipamiento y precios
El Renault Twizy no tiene demasiado equipamiento, sin embargo, sí que ofrece muchas posibilidades de personalización. La estructura está disponible en blanco, negro, gris, rojo e incluso bitono.
Con un abanico de tres decoraciones en la versión Color, el techo, las puertas (opcionales), las tapas de las guanteras e incluso la tapicería de los asientos pueden vestirse de azul, rojo o verde. Lo mismo ocurre con las llantas de aleación diamantadas, a juego con estos colores (de accesorio). Con el pack Twizy Color, cada uno elige su propio estilo. Por su parte, el acabado Technic apuesta por la modernidad hasta en el más mínimo detalle, desde el dibujo en tono carbono de los strippings al respaldo del asiento delantero que se viste de blanco y el techo transparente (disponible en opción más adelante). Aquí puedes ver los colores y tapicerías disponibles.
Aunque se puede personalizar bastante –hay unas 900 combinaciones diferentes realizadas directamente en la propia fábrica, a las que hay que añadir una oferta de múltiples accesorios- el Twizy no ofrece mucho equipamiento, tan sólo se conforma con el airbag del conductor. No obstante, Renault ofrece una serie de accesorios que completa ligeramente la oferta con un kit de audio/teléfono manos libres, una bolsa desmontable de 50 litros para ir a la compra, una manta cubrepiernas para el confort térmico, un radar de marcha atrás y una alarma antirrobo.
La gama del Renault Twizy arranca, incluidas las ayudas del gobierno al vehículo eléctrico, con un precio, iva y transporte incluido, de 4.917 euros. La versión más equipada alcanza un precio de 5.972 euros (ver precios). Todas ellas exentas del impuesto de matriculación en España. Aquí puedes configurar tu Renault Twizy.
Conclusión: El Renault Twizy es lo más divertido e ingenioso que he probado en mucho tiempo. Debajo de esa estampa de coche inofensivo, se esconde un urbano de tacto deportivo que te hace disfrutar de la conducción y de una movilidad práctica, económica, ecológica y tremendamente ágil. Probarlo es toda una experiencia.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A. R. Sastre, G. Rodríguez y Renault
Agradecimientos: La unidad de pruebas ha sido cedida por cortesía de Arroyo S.A , concesionario oficial de Renault en Arroyo de la Encomienda - (Valladolid), Ctra. Burgos-Portugal, km 129. Tlf: +34983408910