El nuevo Renault Clio es el primer vehículo de serie que expresa por completo la renovación del “Diseño Renault” impulsada bajo la dirección de Laurens van den Acker. Nosotros hemos probado la versión Diesel de 90 CV, que resulta muy equilibrada por consumo y prestaciones.
Primeras valoraciones
Para empezar y entrar un poco en análisis, he de decir que esperaba algo más de este producto. Cuando un nuevo modelo sale a la venta, uno espera que sea bastante superior al anterior y que, además, mejore en todo. El nuevo Clio no es uno de esos coches.
Empezando por lo positivo, el nuevo Renault Clio ofrece una gama mecánica más eficiente y de menor consumo, además de presentar algún que otro motor de nueva factura –me refiero al nuevo tricilíndrico de gasolina de 90 CV-. Además, el nuevo Renault Clio también mejora en estabilidad, habitabilidad interior y seguridad activa y pasiva.
Por calidad de fabricación –al menos de forma aparente- tengo la sensación de que se ha producido una especie de involución. Por ejemplo, la calidad de los tapizados del interior y de la mayoría de los plásticos son demasiado sencillos, si lo comparamos con otros productos de similar precio y categoría.
El ruido mecánico tampoco está demasiado cuidado, haciéndose demasiado evidente cuando se arranca en frío. En su defensa, debo decir que el ruido no resulta desagradable, no es excesivamente molesto y las vibraciones están bastante filtradas.
En lo negativo, también hay detalles que me han sorprendido mucho en un coche de la categoría del Clio. Por ejemplo, la guantera no tiene iluminación, los parasoles no integran un punto de luz de cortesía y ninguno de los compartimentos están tapizados.
Tampoco es un coche que dé una gran sensación de solidez; es algo que se palpa cuando se toca el salpicadero o se abren y cierran las puertas. Todo da una sensación muy clara de estar en un coche barato, que no malo.
Un habitáculo completamente renovado
El aspecto del interior es alegre y colorido. Nuestra versión, que equipaba el acabado Dynamique, incorporaba una serie de inserciones plásticas lacadas en negro que le dan algo de empaque al interior, pero son piezas que se rayan con facilidad y que no sabemos muy bien como asimilarán el paso del tiempo y del uso.
Como buen Renault que se precie, la sencillez es la nota predominante para el diseño y la ubicación de todos los mandos. Todo está tan simplificado, que es muy fácil familiarizarse. Por ejemplo, ahora el nuevo Clio estrena una tableta táctil integrada de 7 pulgadas -denominada R-Link- que integra el equipo de sonido, el navegador, el teléfono y ajustes varios. Este dispositivo –desarrollado por Samgsung- funciona muy bien, tiene una interfaz gráfica moderna y agradable de ver, todo está bastante ordenado, es fácil manipular cualquier tipo de función y supone un gran avance en cuanto a conectividad se refiere.
Nuevo sistema R-Link
Todas las versiones equipadas con R-Link incluyen de serie el proceso 3D Sound by Arkamys. Gracias a un software de tratamiento digital de la señal, este sistema aporta profundidad y relieve al sonido al recrear un efecto de espacialización. Por último, se puede elegir zonas de cobertura del sonido dentro del habitáculo: zona del conductor solo, primera fila, o todo el vehículo. La verdad es que, para no tratarse de un equipo de sonido premium, suena bastante bien.
El cuadro de instrumentos tiene un diseño futurista, aunque en el fondo resulta bastante convencional. Lo mejor de todo, es que muestra la información de una forma clara y ordenada.
Como hemos comentado al inicio de la prueba, el Renault Clio gana en tamaño respecto a la anterior generación. Todo ello se traducen en algo más de espacio, sobre todo en anchura. Por dimensiones, más o menos es equiparable a modelos similares como, por ejemplo, un Peugeot 208 o un Volkswagen Polo.
La postura al volante es buena y algo elevada, lo que nos permite controlar mucho mejor las dimensiones de la carrocería y facilitar aún más la conducción. La ubicación de los pedales y volante es buena para ir de una forma confortable sin volvernos locos a la hora de buscar el reglaje de asiento y volante perfecto.
El maletero tiene una capacidad de 300 litros y sus formas regulares nos permiten aprovecharlo bastante bien. Su volumen puede aumentar hasta los 1.146 litros si abatimos los respaldos de las plazas traseras.
Con aspecto de tres puertas
Ahora, el Renault Clio únicamente se comercializa con carrocería de cinco puertas. Para darle un aspecto más “deportivo”, los tiradores de las puertas traseras están camuflados en el marco de la puerta –al estilo Alfa Romeo 147-. A mí, este tipo de solución no me termina de convencer en términos prácticos si lo comparamos con un tirador tradicional, no obstante puede que sea del agrado del tipo de usuarios que valoren el diseño y que quieran tener un coche de cinco puertas con el aspecto de “un tres puertas”.
Uno de los puntos en los que más ha mejorado el nuevo Renault Clío es su comportamiento dinámico y estabilidad, al menos en las versiones normales. Ahora se le nota mucho más asentado, con unos movimientos de carrocería mucho más contenidos y con unas reacciones más progresivas y predecibles cuando hay pérdidas de adherencia.
Aunque es un coche más estable, resulta tan confortable como el modelo anterior. Las suspensiones absorben bien las imperfecciones del firme y tratan adecuadamente a los ocupantes.
Como en otros modelos de Renault, el tacto de los pedales y la dirección siguen siendo algo artificiales, aunque es un coche que se conduce con mucha suavidad, exige muy poco esfuerzo al conductor, transmite cierto agrado de conducción y es un coche algo más comunicativo que su predecesor.
Buen rendimiento mecánico y bajo consumo
El motor dCi de 90, que es la única motorización que hemos podido probar, resulta muy equilibrada por consumo y prestaciones. Bien es cierto que se encuentra algo lastrada por unos desarrollos algo largos, sobre todo en las relaciones finales, pero para un uso normal no es un inconveniente.
Por prestaciones, corre prácticamente lo mismo que el anterior modelo, aunque es algo más ligero. Según las cifras homologadas por el fabricante, este Clio acelera de o a 100 km/h en 11,7 segundos y alcanza una velocidad máxima de 178 km/h.
Al 1.5 dCi se le nota mucho más refinado que en versiones anteriores –parece que es más progresivo, suave y transmite menos vibraciones.-. Su rendimiento sigue siendo bueno y, en cuanto a consumo de carburante, aprueba con nota. Según nuestras mediciones, en carretera es fácil mantener una media de 4,5 l/100 km si somos respetuosos con las limitaciones de velocidad. Si decidimos llevar un ritmo muy alegre, pero sin desmelenarnos, la media no aumenta más allá de un litro extra. En ciudad, el consumo sigue siendo estable, y es fácil mantener una media de 6,4 litros a los 100 kilómetros.
Precio y equipamiento
El Renault Clio 1.5 dCi eco2 90 CV Dynamique Energy está disponible desde 17.250 € (ver todos los precios). Sin ser un coche particularmente económico –los hay mucho más baratos-, su equipamiento de serie es completo. Ya desde la versión de acceso (Expression), se puede disponer de control de estabilidad, cuatro airbags, tres asientos con anclajes ISOFIX, tarjeta de apertura y arranque manos libres, aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros, sistema de navegación, luces diurnas de leds y asistente de arranque en pendiente.
Conclusión: Como he comentado al inicio de la prueba, esperaba algo más del nuevo Clio. No me parece un mal coche y hasta lo recomiendo si buscas un buen utilitario Diésel, pero me hubiera gustado que transmitiera mayor sensación de calidad, unos detalles de equipamiento mejores y un tacto de conducción algo más refinado y comunicativo. Con el motor Diésel de 90 CV, el Clio no es un coche especialmente rápido, pero consume poco y es más que solvente para una conducción normal y razonable.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A.R. Sastre, G. Rodríguez y Renault