A diferencia de otros fabricantes de la competencia, bajo nuestro criterio, Peugeot está tomando un camino más acertado. La firma francesa está apostando por ofrecer mayor calidad en su gama de productos, ofreciendo, eso sí, un precio equilibrado y ajustado a lo que presentan sus modelos. El Peugeot, que es el protagonista de esta prueba, es uno de los mejores de su categoría, siendo un coche muy competente en todos sus apartados y sin lagunas reseñables.
En esta ocasión, probamos una de las versiones más potentes de gasolina, concretamente el 1.2 PureTech de 130 CV. Esta variante, pese a que no somos muy amigos de los motores de tres cilindros, resulta muy satisfactoria en cuanto prestaciones, consumo y agrado de conducción.
Un interior diferente y especial
Ya entrando en un análisis más profundo, y viendo que la estética ha cambiado de manera radical respecto a su predecesor, encontramos un interior con unas cuantas novedades. Antes de contártelas, debemos decirte que las sensaciones son buenas desde el primer momento; la apertura de puertas es muy suave y transmiten calidad, y los asientos delanteros son confortables, además de sujetar adecuadamente el cuerpo. Una vez ajusto el asiento y me acomodo en el puesto del conductor, me encuentro con la primera sorpresa, y es que, el volante es más pequeño de lo habitual, algo que a mí me encanta. Al tener un tamaño tan compacto, Peugeot ha tenido que sobre elevar la instrumentación, por lo que, dependiendo de la altura de cada uno y de la posición del volante, la parte superior del volante puede llegar a ocultar parcialmente la instrumentación, algo que no me parece excesivamente preocupante. Además de todo esto, el cuadro de instrumentos tiene una peculiaridad, y es que la aguja del cuentavueltas se mueve a la inversa. A nosotros no es algo que me guste especialmente, pero hay que reconocer que tiene su gracia y su punto de originalidad. Cosas del diseño.
En la consola central también nos encuontramos con alguna que otra sorpresa. En el primer golpe de vista, vemos que en la parte superior está ubicada la típica pantalla multifunción que vemos ya en casi todos los coches de hoy en día. En el caso del 308 adquiere mucho protagonismo, no sólo porque tenga un tamaño generoso -9,7 pulgadas-, sino porque se manejan muchas funciones del vehículo, como por ejemplo, el equipo de sonido, la climatización, el ordenador de a bordo, diversos ajustes y el sistema de navegación. Todas estas funciones sólo se pueden gestionar desde la pantalla, por lo que nos encontramos ciertas luces y sombras. Por un lado, y de una forma más positiva, se consigue limpiar toda la consola de botones, y con ello, ganar en facilidad y rapidez de uso. Los únicos mandos mecánicos que encuentro, son los que se usan de forma inmediata, como son el bloqueo y desbloqueo de puertas, el warning, la luneta térmica trasera, otro para desempañar el parabrisas y el volumen. El resto de funciones sólo se puede manjar desde la pantalla táctil. Por tanto, esto hace que, si por algún motivo la pantalla falla o se estropea, se anulan la mayoría de las funciones. Además de todo esto, a mi no me parece que esta solución sea más práctica y rápida de manejar que los mandos convencionales que equipan la mayoría de los coches. Por poner un ejemplo, el climatizador me ha parecido algo engorroso a la hora de manipularlo.
Una referencia en su segmento
No queremos pasar por alto la calidad del interior que, además de mejorar al del anterior modelo, permite que el Peugeot 308 se sitúe entre los mejores de su categoría. Bien es cierto que no llega a la calidad, solidez y acabados que ofrece un Volkswagen Golf, pero consigue estar a un gran nivel. Especialmente destacan algunos recubrimientos plásticos del salpicadero, que transmiten muy buenas sensaciones al tacto y a la vista. Desde el segundo nivel de acabado, el volante es de cuero e integra inserciones lacadas en negro y en cromado satinado. Los asientos pueden tapizarse con un tejido que combina TEP y Alcantara u, opcionalmente, en cuero Nappa.
Además de disfrutar de suficiente espacio, los pasajeros se benefician de 24 litros de huecos portaobjetos repartidos por todo el habitáculo con, especialmente, una amplia guantera refrigerada de 12 litros y huecos en las puertas delanteras de 3,7 litros capaces de alojar una botella de agua de 1,5 litros. Todos los huecos son accesibles y está bien ubicados.
El volumen del maletero de 470 litros, 35 de los cuales bajo el piso, es un récord en el segmento. Medido según la norma VDA 210 con bloques de un dm3, el volumen obtenido alcanza los 420 dm3 de los que 22 se ubican bajo el piso. El umbral de carga bajo, situado a 691 mm, y la anchura del acceso (1.068 mm) facilitan la carga de un espacio rectangular y muy utilizable. Los 35 litros de espacios compartimentados bajo el piso contribuyen a explotar plenamente todo el espacio disponible. Utilizando todo el espacio interior del coche (incluida la segunda fila), la capacidad máxima alcanza los 1.309 litros.
Un motor suave y refinado
Hasta el momento y sin arrancar el motor, el 308 es un coche interesante, satisfactorio y con muy buenas cualidades si estás buscando un modelo de este tipo. Cuando nos ponemos en marcha, el compacto francés comienza a mantener sus buenas maneras para conquistarnos por completo. Pese a que no somos muy amigos de los motores de tres cilindros, hay que reconocer que Peugeot ha diseñado un muy buen motor que logra situarse entre los mejores de su clase. A diferencia de otras mecánicas de similar arquitectura, éste hace gala de un refinamiento exquisito, también rinde perfectamente para mover con solvencia al 308. No es que sea un velocista, tampoco pretende serlo, pero es un coche lógico que muestra ningún tipo de limitaciones cuando demandamos algo de respuesta.
El ruido mecánico está muy bien aislado para que no sea una molestia para los ocupantes, incluso si lo llevamos a un régimen de giro alto. Tampoco incomoda en exceso la rodadura y la aerodinámica, lo que habla muy bien del trabajo que ha realizado Peugeot con este modelo.
El tacto de todos los mandos mecánicos esenciales para la conducción (dirección, pedales y cambio) tienen un muy buen tacto, sobre todo porque se pueden manejar con muy poco esfuerzo y porque son agradables al utilizarlos. Quizá lo que menos me ha gustado –sin que sea mala en ningún caso- es el tacto de la dirección, que, como ocurre con casi todas las direcciones modernas de asistencia eléctrica, no transmite demasiadas sensaciones en los giros-.
El consumo es uno de los puntos fuertes de esta versión. En una utilización diaria en la que no nos preocupemos por conducir de una manera eficiente para gastar lo menos posible, este Peugeot se conforma con un consumo por debajo de los 7 litros a los 100 kilómetros, lo que es una cifra brillante que logra superar a modelos de menor tamaño y peso con una potencia equivalente. Si eres de los que te gusta moverte a un ritmo peligrosamente ligero y, además viajas con equipaje y pasajeros, el gasto no va más allá de 8 l/100 km, lo que sigue siendo una muy buena cifra.
La gran ventaja que tiene el Peugeot 308 frente a todos los modelos de la competencia, es su conducción. Hasta el momento no he conducido un coche de este segmento que transmita tan buenas sensaciones al volante. Sí, el Volkswagen Golf es un referente en este apartado, pero la conducción del Peugeot nos hace sentir que vamos conduciendo un coche muy ligero –pesa unos 100 kg menos aproximadamente que un Golf con una mecánica equivalente- y con una agilidad sobresaliente. No sólo es muy eficaz en curva, además de transmitir una seguridad al volante impecable, también es un coche en el que apenas se notan las inercias, y que nos permite llevarlo por donde nosotros queremos, si responder con un mal gesto y sin dar un solo susto al volante.
Su precio y equipamiento
Si hablamos de equipamiento, se nota que el Peugeot es un coche moderno, gracias a todas las soluciones que tiene en cuanto a conectividad y ayudas a la conducción. Destaca especialmente el dispositivo ‘Driver Assistance Pack’, disponible en opción, que integra tres dispositivos que utilizan un radar en la parte frontal del coche.
Además de todo esto, el Peugeot 308 lleva, de serie o en opción, otros equipamientos interesantes, como el control del ángulo muerto, freno de estacionamiento eléctrico, cámara de marcha atrás que utiliza la gran pantalla a color, acceso y arranque manos libres, sistema Park Assist (primavera 2014), etc.
La versión que hemos tenido la oportunidad de probar, asociada al acabado Allure, está disponible desde 21.500 €, un precio que está en la media de coches equivalentes (consultar los precios). Su equipamiento resulta completo.
Conclusión: Lo que más nos gusta del 308, es que se trata de un coche que intenta ofrecer algo diferente respecto a sus rivales… y lo hace con acierto. El tamaño de su volante (más bien pequeño) es todo un acierto. También es un coche brillante por comportamiento en carretera, confort, equipamiento y calidad de construcción. El motor tricilíndrico de 130 CV es de lo mejor -por no decir el mejor- de lo que hay en el mercado.