Nissan Pixo es un pequeño utilitario con carrocería de cinco puertas y cuatro plazas que comparte desarrollo industrial con el Suzuki Alto. Está disponible con un motor de gasolina de tres cilindros que entrega una potencia máxima de 68 CV. Esta motorización se puede combinar con dos niveles de acabado (Visia y Acenta). La versión más económica cuesta 8.600 €.
En el mercado hay una serie de alternativas que por precio y calidad se ajustan más o menos a lo que es capaz de ofrecer el Nissan Pixo. Un Citroën C1, Peugeot 107, Toyota Aygo, Dacia Sandero, Fiat Panda, Renault Twingo, KIA Picanto y Suzuki Alto son modelos que se pueden equiparar al utilitario de Nissan.
Sensaciones al volante muy positivas
Durante todo el tiempo que he podido probar el Nissan Pixo, tengo que reconocer que me ha dejado un buen sabor de boca a pesar de mi escasa fe hacia las bondades del producto. No obstante, tengo que reconocer que, una vez probado, he visto que es un coche bastante logrado para el precio que tiene y la calidad que ofrece. Entramos en detalle.
Sus cualidades para desenvolverse en cortos desplazamientos y, sobre todo, para circular por ciudad son muy buenas. Aunque su motor tenga muy poca cilindrada y tan sólo 3 cilindros, sus prestaciones son equivalentes a motores de mayor cilindrada y potencia. Por prestaciones es un coche más que solvente para recorridos urbanos y con suficiente potencia para defenderse muy dignamente en carretera.
Aunque no sea un coche lujoso o profusamente equipado, el Nissan Pixo es uno de esos coches que te va enamorando poco a poco por lo satisfactorio que es en líneas generales. Lo hace todo bien. Para circular por ciudad es un coche ideal por su maniobrabilidad –tiene un radio de giro de 4,5 metros-, gasto de carburante y agrado de conducción. Es un coche con un radio de giro excelente; se aparca en cualquier sitio y tiene una maniobrabilidad formidable. No se trata del típico coche que agota cuando toca callejear o cuando hay que desenvolverse entre un tráfico muy denso. El Nissan Pixo te lo pone todo muy fácil.
Los elementos mecánicos con los que entramos en contacto (dirección, pedales y cambio) tienen una suavidad extrema que nos permite circular con el coche sin esfuerzo, lo que aumenta el agrado de uso. La dirección no está especialmente asistida, pero tiene un grado de dureza perfecto para que sea precisa. Por su parte, los pedales son suaves y facilitan mucho la dosificación del frenado y del acelerador. Lo mismo ocurre con el cambio; tiene un guiado que permite manejarlo con rapidez y suavidad. Conducir el Nissan Pixo en recorrido urbano es una delicia con este cambio.
Estable y confortable
El tarado de suspensión es más firme que blando. No llega a ser incómoda, pero si que se nota que en Nissan se han preocupado en guardar un equilibrio para que prime la estabilidad por encima del confort. Tampoco resulta una suspensión seca, ni genera ruidos cuando se pasa por un bache. La absorción está muy bien conseguida y los balanceos de la carrocería están muy contenidos. Algo que es de elogiar en un coche de tan bajo coste.
Nuestra unidad de pruebas equipaba unos neumáticos Falken Sincera sn831 155/65 R14 75s. Se trata de unos neumáticos de verano que no funcionan demasiado bien cuando el asfalto no tiene mucha temperatura. Su adherencia me pareció baja, no obstante, creo que sus prestaciones son suficientes para las cualidades dinámicas del Nissan Pixo.
El sistema de frenos está compuesto por discos macizos en el eje delantero y tambores en el trasero. La frenada me ha parecido correcta y suficientemente segura. Tan solo percibimos algún zigzagueo parásito en el tren trasero en frenadas de emergencia a alta velocidad.
El Nissan Pixo está disponible únicamente con un motor de gasolina; un compacto tres cilindros de un litro de cilindrada fabricado en aleación ligera con culata de 4 válvulas por cilindro y que desarrolla una potencia de 68 CV (50KW) a 6.000 rpm y un par de 90 Nm a 3.400 rpm.
Su característica más significativa es su fenomenal rendimiento, bajo nivel de consumo y emisiones. La versión con cambio manual de cinco velocidades consume sólo 4,4 l/100 km en ciclo combinado, 3,8 l/100 km en ciclo extraurbano y únicamente 5,5 l/100 km en ciudad mientras que sus emisiones son de sólo 103 gr/km. Gracias a sus bajas emisiones, este modelo queda exento de pagar el impuesto de matriculación.
Mecánica de reducida cilindrada y excelente rendimiento
Este motor se puede pedir con un cambio manual de cinco velocidades, o bien con uno automático de cuatro que tiene un sobreprecio de 1.700 €. Nuestra unidad de pruebas equipaba el cambio manual. Como he comentado anteriormente, el guiado del cambio me ha parecido muy suave, algo que es de agradecer en uso urbano donde se hace mucho uso de él. Además, se puede manejar con rapidez y tiene un escalonamiento acertado para conseguir un buen equilibrio entre prestaciones y consumo.
Este motor tiene una capacidad de aceleración realmente buena. Siempre se muestra muy enérgico y elástico. No se perciben caídas de potencia ni perdidas de rendimiento. Si solicitamos aceleración, el motor responde al momento con alegría y sube rápidamente de vueltas hasta el corte de inyección, que se produce a 6.000 rpm
Me ha sorprendido la facilidad con la que se llega a la velocidad máxima (155 Km/h). Es fácil alcanzar los 140 km/h y mantenerlos en carretera, aunque las condiciones sean desfavorables. A esta velocidad notamos un buen aplomo, siempre que no hagamos rápidos y bruscos cambios en la trayectoria. No obstante, estas no son las condiciones idóneas para el Pixo.
Pese a que estos motores de tres cilindros suelen tener cierta inestabilidad cuando giran, sobre todo al ralentí, las vibraciones y ruidos generados por el motor están bien contenidos y, aunque el Pixo es un coche que no parece que esté especialmente aislado, no me ha parecido ruidoso ni por motor, ni por aerodinámica, ni por rodadura. Su nivel de confort en este sentido es bastante sorprendente. El capó pesa muy poco y tiene un revestimiento de tela en su interior que permite mitigar ruidos. Tengo que reconocer que es un detalle que me ha gustado y es difícil encontrar en coches de este precio.
Detalles de su equipamiento
El Nissan Pixo tiene un diseño sencillo y tiene soluciones simples que me parecen incluso espartanas en muchos casos. No es algo que me parezca negativo, porque entiendo que para abaratar un producto hay que ajustarlo en la medida de lo posible. Todas estas “limitaciones” se perciben, fundamentalmente, cuando uno se sube al interior. Por ejemplo, la parte superior del umbral de las puertas no tiene asideros para poder agarrase a ellos, la guantera no tiene tapa (ver imagen), las ventanillas de las puertas traseras no se pueden bajar o subir -cuentan con una “bisagra” de tipo compás muy similar a la que equipan algunos coches con carrocería de tres puertas (ver imagen)-, desde el puesto del conductor no se puede manipular el elevalunas del acompañante (ver imagen), el maletero –que no tiene iluminación- sólo puede abrirse desde el exterior mediante la llave –desde el interior puede abrirse si manipulamos una palanca situada a la izquierda del asiento del conductor-.
Por último la bandeja del maletero carece de cordones que la sujeten, por lo que resulta muy engorrosa. Cuando hay escasa iluminación cuesta mucho colocarla en su sitio.
Utilidad interior y ergonomía (vida a bordo)
Con su espacioso interior, el Nissan Pixo es un coche amplio para su tamaño, práctico y confortable. El panel de instrumentos tiene una distribución muy sencilla. Un único instrumento circular, situado delante del conductor, aloja el velocímetro de fácil lectura junto a los indicadores digitales del nivel de combustible y del kilometraje total y parcial (ver imagen). El salpicadero incorpora una consola central con un equipo de audio integrado, los controles de la ventilación y la calefacción (ver imagen). Los aireadores se sitúan en el centro del salpicadero así como en ambos extremos del mismo. Cuando se monta el equipo de aire acondicionado opcional, éste dispone de filtro antipolen.
Existen amplios espacios para guardar objetos: Hay una guantera enfrente del pasajero delantero, un portalatas en la consola central junto a la palanca del cambio (ver imagen), un práctico hueco iluminado en medio de la consola, junto a los mandos de la calefacción (ver imagen). Ninguno de los huecos cuentan con alfombrillas adherentes que permitan eliminar ruidos cuando hay objetos. Lo que más me gusta es que hay suficientes huecos, están muy bien ubicados y tienen una capacidad notable.
Se ha puesto especial énfasis en asegurar el confort de los pasajeros. Los asientos, completamente tapizados, son más anchos de lo habitual en este tipo de coches y se benefician de cojines más mullidos. Los asientos delanteros tienen integrados los reposacabezas, algo que no me gusta demasiado, ya que los reposacabezas tienen que cumplir su función, además de ser estéticos. Lo ideal es que fueran independientes al respaldo y así poder regularlos a nuestro gusto. De esta forma, la cabeza quedaría más protegida en caso de una hipotética colisión delantera o trasera.
También se echa de menos algo más de variedad de regulación en el volante –que solo se puede ajustar en altura- y en el asiento del conductor, pero ningún coche de su precio y tamaño es mejor en este sentido. Pese a ser un coche limitado en ergonomía, no me sentí especialmente incómodo.
Un detalle que me ha gustado es que los parasoles son suficientemente grandes como para cubrir gran parte del parabrisas. De esta forma, si el sol está en una posición baja, los parasoles logran taparlo para que no nos moleste cuando estamos conduciendo.
En las plazas traseras el espacio es el que cabe esperar. Si la persona que conduce el coche mide, aproximadamente, 1,75 m de altura, el pasajero que va justo detrás irá siempre muy justo –con las rodillas pegando en el asiento-. Al menos, la parte trasera del respaldo de los asientos delanteros viene preparada para que, en caso de ir justos atrás, las piernas puedan ir apoyadas en el respaldo sin que sea molesto para el pasajero de la plaza delantera. La atura me ha parecido perfecta para ir cómodo. El acceso a las plazas traseras es un poco justo, debido a la anchura de la puerta y al limitado ángulo de apertura.
El maletero tiene una capacidad de 129 litros. Suficiente para llevar las bolsas del supermercado de una pequeña compra. La capacidad se puede ampliar hasta los 774 litros si se abaten los asientos de las plazas traseras (ver imagen). Se abaten mediante unas cintas situadas al lado de los reposacabezas traseros. Los asientos se abaten con facilidad y con muy poco esfuerzo. El piso queda prácticamente plano. Debajo de la moqueta del maletero se encuentra la rueda de repuesto. Es de emergencia, por lo que en caso de utilizarla no se pueden rebasar los 80 km/h.
Los plásticos que encontramos en el interior son muy sencillos y no intentan disimular su calidad real. Aún así, el acabado en líneas generales me ha parecido bueno –no vimos ni desajustes ni una falta de calidad entre las piezas que forman todo el interior-. Lo que más me gusta de los plásticos interiores es que son bastante sufridos y muy fáciles de limpiar. La suciedad acumulada en la moqueta del piso también se aspira y limpia rápidamente.
Equipamiento y opcionales
El equipamiento del Nissan Pixo es muy sencillo. Se puede elegir entre dos acabados (Visia y Acenta).
El nivel de acceso Visia incluye dirección asistida, antibloqueo de frenos, airbags para el conductor y el pasajero, anclajes ISOFIX para sillitas infantiles y lavaluneta trasero. Otros elementos de serie incluidos son la bandeja cubremaletero trasera, el volante ajustable en inclinación y cuatro portalatas, dos en la parte delantera y otros dos en la trasera.
La elección del acabado Acenta permite incluir elementos como el acceso sin llave con inmovilizador, un lector de CD compatible con MP3, elevalunas eléctricos delanteros, asientos traseros abatibles, faros antiniebla delanteros y manecillas de las puertas y carcasas de los retrovisores exteriores pintados en el color de la carrocería. A nivel de seguridad destaca la inclusión de los airbags laterales como equipamiento de serie.
Las principales opciones incluyen el control electrónico de estabilidad (ESP), el aire acondicionado manual, los airbags de cortina, las llantas de aleación o la pintura perlada. La garantía es de tres años.
Conclusión: Si tuviera que comprarme un utilitario económico para cortos desplazamientos, ir al trabajo y utilizarlo para el día a día en la ciudad, el Nissan Pixo sería mi opción preferente. Aunque no sea el urbano más barato de su segmento y aunque su equipamiento tenga ciertas lagunas, me parece un coche muy sensato que cumple perfectamente con su cometido. El Nissan Pixo es un coche que te va ganando poco a poco, ya que te genera muchas más satisfacciones que coches más caros y equipados.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: Nissan
Agradecimientos: La unidad de pruebas ha sido cedida por cortesía de Eylo Motor, concesionario oficial de Nissan en Valladolid - 47009, Avenida de Gijón, 92 - Tel. 983 36 38 50