Mazda MX-5 20 Aniversario es una edición limitada que conmemora las dos décadas de éxito del roadster compacto de la marca japonesa. Su precio es de 24.750 euros.
Sólo para el mercado europeo
El nuevo Mazda MX-5 20 Aniversario también supone celebrar el éxito comercial de este modelo que se lanzó al mercado en 1989. Desde esta fecha se han comercializado tres generaciones, alcanzando un total de 797.293 unidades vendidas en todo el mundo. Todas las generaciones se han fabricado en la planta japonesa de Hiroshima.
La comercialización de esta versión limitada se lleva a cabo únicamente en el continente europeo, en una producción total de 2.000 unidades. Cada unidad lleva en su interior una placa realizada en acero con un número de serie, desde el 1 hasta el 2.000.
Nueva decoración exterior exclusiva
Mazda MX-5 20 Aniversario se ofrece con un paquete exterior especial que incluye acabados cromados en la parrilla (ver imagen), los tiradores de las puertas, en los grupos ópticos delanteros, luces antiniebla, nuevas llantas de aleación de aluminio de 17 pulgadas de diámetro (ver imagen) y emblemas identificativos de la versión (ver imagen).
El techo es de lona, con un sistema de apertura y cierre manual. Se pueden elegir cuatro colores de carrocería: True Red, Crystal White Pearl y nuevo color especialmente creado para esta edición, denominado Aurora Blue.
En noviembre de 2009 el Mazda MX-5 recibió una serie de cambios estéticos que venían a actualizar el aspecto de esta generación lanzada al mercado en 2005 (más información).
No he tenido la oportunidad de ver en vivo y en directo los diferentes colores y combinaciones disponibles de la gama. No obstante, puedo asegurar que el color True Red de nuestra unidad de pruebas es sencillamente espectacular. Sin duda, es un color que recomendaría (aquí puedes ver las fotos exteriores de nuestra unidad de pruebas).
Se disfruta cuando lo conduces
El Mazda MX-5 20 Aniversario tiene todo lo que uno puede esperar de un coche de estas características: es atractivo, se disfruta mucho conduciéndolo, tiene un tacto deportivo y apetecible, unos acabados bastante correctos y un precio más que razonable.
Como buen coche de capricho que se precie, no está concebido para disfrutar del confort, espacio y versatilidad. El MX-5 es un coche para disfrutar del buen tiempo y de la conducción.
Su escasa altura nos obliga a ponernos en forma, ya que para entrar y, sobre todo, para salir del habitáculo hay que estar muy ágil y con cierta flexibilidad. Una vez sentado a los mandos, uno se encuentra cómodo, aunque con una postura poco habitual. A los pocos kilómetros uno se va encontrando más cómodo y con todo al alcance de la mano.
Al ser un coche tan “corto” (unos 4 metros) y bajo, visualmente se controlan muy bien las dimensiones de la carrocería y el tráfico se ve desde otra perspectiva. La primera sensación que tuve cuando pude recorrer los primeros metros por ciudad y por las rondas con tráfico denso, es la que se tiene cuando se conduce un kart. Mucha agilidad y rapidez de reacciones.
Nervioso y exigente
Dejo de lado la ciudad y las vías plagadas de automóviles, para adentrarme en carreteras de segundo orden llenas de curvas. El MX-5 no es un coche especialmente ligero (pesa 1.150 kg) y potente (126 CV), no obstante, no es un coche torpe ni fácil de conducir cuando se quiere ir rápido.
El Mazda MX-5 es un coche muy nervioso que te obliga a estar muy pendiente de la conducción. También es un coche muy exigente, pese a que no es demasiado potente. Exige una conducción precisa y ordenada para que uno no se lleve sustos. La puesta a punto que tiene el bastidor está elegida para que su eficacia en curva sea notable. Eso si, para ir rápido con el MX-5 hay que ser muy preciso con la dirección, trazar bien y controlar lo mejor que podamos la transferencia de masas. El tren trasero es de reacciones muy vivas y rápidas. En cuanto levantamos el pie del acelerador o frenamos en pleno apoyo, la trasera se cruza con bastante brusquedad y, sobre todo, rapidez.
El control de estabilidad tiene un funcionamiento demasiado intrusivo para mi gusto. Cuando el coche se descoloca, los frenos actúan con demasiada brusquedad para volver a ponerlo en su sitio. Se echa en falta una puesta a punto algo más permisiva y menos brusca, que te permita disfrutar algo más de la conducción con el ESP conectado.
Buen equipo de frenos
Una de las cosas que más me han gustado del Mazda MX-5 son los frenos. Hacía tiempo que no probaba un coche con unos frenos tan buenos y con tanta resistencia al uso intenso. El tacto es muy bueno (el pedal tiene poco recorrido y la frenada se puede dosificar con precisión). Con unos frenos de esta calidad se disfruta mucho más de la conducción, ya que te permiten apurar al máximo la frenada para tener un paso por curva muy rápido.
Para el conductor que busque un coche con un tacto decididamente deportivo, encontrará un coche con una suspensión blanda y con bastante recorrido. Sin embargo, para el conductor que busque un coche razonablemente cómodo y que absorba bien los baches y, lo que es más importante, los dichosos badenes que invaden nuestras ciudades, el tarado de la amortiguación le parecerá más que acertado.
La dirección me ha gustado, ya que es precisa y directa. Por su parte, el cambio tiene unos recorridos muy marcados. No me ha parecido demasiado duro, aunque me hubiera gustado que fuera más preciso cuando se maneja con rapidez.
Motor atmosférico de gasolina con 126 CV
La mecánica que se ofrece en esta versión especial se monta en la tercera generación del Mazda MX-5. Es un propulsor de gasolina de 1,8 litros con transmisión manual de cinco velocidades, que no presenta cambios con respecto a las versiones anteriores (ver motor).
Este 1.8 litros atmosférico desarrolla 126 caballos de potencia máxima a 6.500 vueltas y ofrece un par máximo de 167 Newton metros a 4.500 revoluciones por minuto. Para mejorar el consumo de combustible se ha reducido la relación final de la caja de cambios, por lo que el consumo medio se sitúa en 7,0 litros cada cien kilómetros (un 4 por ciento menos que antes). Esta versión emite de 167 gramos por kilómetro de CO2, por lo que hay que pagar el 9,75 % correspondiente al impuesto de matriculación.
Sin ser un motor especialmente brillante en líneas generales, al final termina cumpliendo. Como buen motor atmosférico con distribución variable que se precie, hay que llevarlo muy alto de vueltas para obtener las mejores prestaciones –a bajo y medio régimen es un motor sin demasiado nervio-. Entre 4.500 y 6.5000 no tiene un empuje espectacular, pero me resulto satisfactorio. Lo que más me gustó es su sonido, sin duda, muy deportivo.
Aquí tienes más información sobre el bastidor y los motores disponibles en la gama.
El Mazda MX-5 no es un coche concebido para recorrer largas distancias. Sobre todo porque es un coche ruidoso, por aerodinámica y por motor. Si circulamos descapotado, se puede viajar muy cómodo hasta 80 km/h y sin demasiados inconvenientes hasta 120 Km/h. No obstante, es un coche que se disfruta conduciéndolo con capota cuando el tiempo acompaña.
Interior y capota
No quiero olvidarme del interior. El Mazda MX-5 20 Aniversario no presume de unos acabados de primer nivel, pero a mi me han gustado. El aspecto de todos los materiales está bastante conseguido, el ensamblaje de todas las piezas era bueno y está bien acabado en líneas generales si tenemos en cuenta su precio.
El techo de lona Soft Top me encanta, fácil de abrir y cerrar, nada de complejos mecanismos electrónicos. Se abre y cierra en un momento (ver imagen). Tiene un sistema sencillo y unos anclajes que se ajustan perfectamente a la carrocería (ver imagen). Ni requiere de un gran esfuerzo físico, ni su manejo resulta engorroso.
Aquí tienes más información sobre el interior y aquí sobre su equipamiento.
Conclusión: Si te gusta disfrutar de la conducción a cambio de sacrificar el confort, la amplitud y la versatilidad que te ofrecen la mayoría de los coches, el Mazda MX-5 es tu coche ideal. Su relación calidad-precio está más que conseguida para postularse como uno de los roadster más interesantes que plantea en estos momentos el mercado.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A.R. Sastre, G. Rodríguez y Mazda