Probamos el Mazda CX-7 con el nuevo motor Diesel 2.2 CRTD de 173 CV, una mecánica que necesitaba este modelo para intentar hacerse un hueco en el competido segmento de los SUV. Se puede adquirir desde 30.800 €. Nosotros probamos la versión con el acabado más alto “Luxury” (cuesta 36.450 €).
La verdad es que teníamos muchas ganas de probar este motor en el Mazda CX-7. Uno de esos coches que, en cuanto lo ves, apetece conducir, tocar, sentir. Exteriormente es un coche muy bonito, de los más bonitos de su segmento para nuestro gusto, un coche que no pasa desapercibido, aunque nuestra unidad de pruebas tenía un discutible color rojizo que no hace justicia a sus preciosas líneas exteriores.
Sensación de empaque y calidad
Nada más subirnos al Mazda CX-7 percibimos que estamos ante un coche bien hecho. En general, el interior destila buenas hechuras y la sensación de que todo está en su sitio. Tiene varios huecos para dejar lo que llevemos encima, aunque nunca haya huecos suficientes para todo. Lo cogemos a oscuras y al arrancarlo vemos que la iluminación de la instrumentación es clara y la del interior es más que suficiente, con iluminación incluso en el piso.
Esa es la primera sensación, asientos grandes, con buen mullido y muy cómodos (de cuero y reglajes eléctricos en nuestra unidad), perfecto para acomodar a cuatro adultos sin problemas o a dos adultos delante y tres niños detrás, con o sin sillitas. El maletero es bastante utilizable, no muy grande, pero suficiente para una familia con dos niños y con todos sus "extras". El volante tiene un correcto tamaño, grosor y tacto agradable, relojes que dan una información clara yÂ… nos encontramos con los primeros peros.
Hay mucho salpicadero delante de nosotros (ver imagen). Entendemos que, al tener el parabrisas tan tendido no queda otra, pero no nos gusta mucho. La pantalla del navegador está muy lejos, es pequeña y se ve con dificultad, así como la pantalla que hay a su lado que da la información del sistema de audio y del climatizador (ver imagen). Es como si al realizar el diseño del interior alguien se hubiera dado cuenta, una vez dado por finalizado el proyecto, que se les había olvidado la pantalla del navegador y del climatizador.
Es en ese momento, antes de iniciar la marcha, cuando nos proponemos ajustar el audio que nos va a acompañar en la prueba. Y decidimos usar los botones del volante, que tiene muchos, quizás demasiados. Nos damos cuenta que sin un aprendizaje primordial, acabaremos mirando el volante para bajar el volumen, colgar el teléfono o ajustar el control de crucero. Además, nos parece que algunos botones son frágiles, sobresalen demasiado e interfieren en las maniobras de manejo del volante (ver botonería -parte izquierda- -parte derecha-).
Ya que hemos podido poner la música en marcha, nos damos cuenta que el sistema de sonido es muy bueno, lo cual no es habitual en los equipos de audio que vienen de serie en casi todos los fabricantes. Este equipo, que firma “Bose”, suena francamente bien, lo cual acentúa la sensación de calidad y calidez interior que emana de este coche.
Amplio, cómodo y práctico
En líneas generales, su interior nos ha parecido amplio y práctico para el día a día. En las plazas delanteras el confort y el espacio es sobresaliente. En las traseras no se va igual de cómodo. La banqueta está en una posición más bien baja (no resultó un inconveniente para nosotros) y echamos de menos algo más de espacio para las piernas. También, nos hubiera gustado que la climatización fuera de la misma calidad que la de las plazas delanteras. Tampoco hay demasiados huecos para dejar objetos; las bolsas de las puertas son de escasa capacidad y sólo el asiento del acompañante integra una bolsa en la parte trasera del respaldo (ver imagen), ¿Por qué no hay otra bolsa en el respaldo del asiento del conductor?
La versatilidad que ofrece el maletero nos ha encantado; piso plano, suficientemente capaz y, por fin, encontramos unos respaldos que se abaten sin el más mínimo esfuerzo. En las paredes laterales del maletero hay dos tiradores que desbloquean la sujeción de los respaldo (ver imagen). En cuanto tiramos de ellos, los respados se abaten, al momento, sin que tengamos que realizar las típicas maniobras engorrosas que se suelen producir en estos casos.
Es momento de ponernos en marcha y lo primero que me viene a la cabeza es por qué los fabricantes no ponen en un coche así un freno de mano eléctrico. No tengo la respuesta, supongo que es fundamentalmente una cuestión de coste pero, en este tipo de coches, no debería ser ese el problema. Sí, lo hemos echado de menos.
Al arrancar no tenemos que meter la llave en ningún lector ni cerradura. Por el contrario, no tenemos botón sino un elemento giratorio que imita el movimiento de la llave "de toda la vida". Sin duda un guiño de diseño nostálgico. Eso ya va en gustos.
Aquí tienes más información de su interior.
Mejor en carretera que en ciudad
Al iniciar la marcha, notamos un poco perezoso nuestro motor 2.2 CRTD de 173 CV. Demasiado, de hecho, durante la prueba se calaba varias veces. Al menos con el cambio manual, no nos parece un coche recomendable para circular por ciudad. Probablemente tenga mucho que ver el tacto del embrague, con demasiado recorrido y dureza. Es incluso incómodo en las arrancadas. A este motor le vendría de perlas un cambio automático. Hemos preguntado a otros usuarios de este modelo y han coincidido en nuestra apreciación.
Aquí tienes más información sobre las motorizaciones del Mazda CX7.
El guiado del cambio manual que equipa de serie es muy duro y con unos recorridos muy marcados. Quizá Mazda ha querido ofrecer a sus clientes un cambio que transmita firmeza y solidez. A nosotros, sin duda, nos hubiera gustado que fuera más suave y que costara menos esfuerzo manejarlo para disfrutar de una conducción más agradable.
Pero, una vez que iniciamos la marcha, es cuando realmente aparece lo bueno del motor. A partir de 2.000 RPM, estira con fuerza hasta pasadas las 4.000. Es muy elástico y muy aprovechable. Teniendo en cuenta que estamos moviendo 1.800 kilos, el motor es más que voluntarioso y consigue que nos olvidemos de las dimensiones y peso, de forma inmediata. Al poco tiempo, nos sentimos al mando de una berlina más. Es debido al poco balanceo y cabeceo que producen las acertadas suspensiones que monta el CX-7. El compromiso entre comodidad y efectividad es perfecto para nuestro gusto. Es el coche ideal para viajar de forma muy cómoda.
Pero esta comodidad que encontramos en carretera se ve comprometida cuando nos aventuramos fuera de carretera. Consideramos que este coche es un buen coche de carretera con tracción total y que, como mucho, nos podremos aventurar fuera de carretera por pistas de tierra no demasiado rotas. Nada de aventuras offroad, este coche no esta hecho para eso.
Cuando mejor lo estábamos pasando en una zona de curvas rápidas nos encontramos con retenciones y tuvimos que echar mano de todo lo que daban de sí los frenos. Y funcionaron a la perfección. Están perfectamente dimensionados y no dieron muestra de ningún problema, teniendo en cuenta que seguramente llevamos al coche muy por encima de lo que es considerado conducción normal. Lo que es nuestra obligación.
Aquí tienes más información sobre las cualidades de su bastidor.
Rodador incansable
Este coche no es un coche tragón, pero tampoco es un mechero, como se dice vulgarmente. Para estar cerca de las cifras de consumo declaradas por el fabricante deberemos realizar una conducción económica, aunque no necesariamente lenta. En condiciones de conducción normales, probablemente un poco por encima de los límites legales, este coche tiene una autonomía cercana a los 800 km lo que supone un consumo un poco más elevado que el declarado por los valores de homologación.
En este momento, que ya llevamos unos cuantos km y nos hemos acostumbrado al Mazda CX-7 2.2 CRTD es, cuando yendo en marcha, apagamos el equipo de audio para escuchar los ruidos interiores, ruidos aerodinámicos, de rodadura. En esos momentos nos damos cuenta de que estamos ante un coche bastante bien insonorizado. El motor no se oye en exceso y lo que más se oye es el ruido aerodinámico. Los pequeños baches y los no tan pequeños se filtran perfectamente y llegan muy atenuados al interior. En estos baches, no hemos notado crujidos sospechosos en la unidad probada, lo cual es muy bueno, porque estas unidades siempre tienen un trato más intensivo.
Ya va llegando el final de nuestra prueba y tenemos que devolver el Mazda CX-7 2.2 CRTD de 173 CV. La verdad es que nos da cierta pena devolvérselo a Mazda, porque nos ha gustado. Y mucho. A pesar de calarse en primera, de no ver con claridad el navegador, de no entender porque hay tanto salpicadero delante de nosotros y todo lo que hemos considerado puntos negativos, nos ha gustado mucho, sobre todo la sensación de buen coche que transmite. Ese gusanillo que transmiten los buenos coches cuando te subes a ellos, la sensación de estar tocando un coche importante, la tiene este CX-7. No es perfecto, es verdad, pero es un gran coche. Y además es muy bonito. Es de esos coches que te compras, aparcas en casa y siempre te das la vuelta para lanzar una última mirada.
Texto: Antonio Somonte
Fotos: A.R. Sastre, G. Rodríguez y Mazda