El Mazda2 es un utilitario bien realizado y con posibilidades de ser considerado como una interesante elección dentro de las múltiples opciones que presenta el mercado en este segmento. Probamos la versión de gasolina 1.5 litros de 102 CV asociada al acabado más equipado, el Sportive. Se puede adquirir desde 15.230 € (aquí puedes configurarlo).
Acabados y acceso al habitáculo
La versión que hemos tenido la oportunidad de probar, es un modelo bien equipado y bien realizado en términos generales. No tiene grandes fallos de ajustes y las piezas del interior están bien ensambladas. No obstante, hay algunas piezas y plásticos que tienen un acabado que debería ser revisado. Por ejemplo, el plástico que rodea el mando del cambio y el del freno de mano tienen un tacto endeble. Los plásticos de símil aluminio del volante presentan unos bordes afilados y no están bien encastrados. Pero salvo esos pequeños fallos, es un producto correcto. El resto de plásticos y guarnecidos del interior tienen un buen aspecto. Todos los plásticos son duros al tacto, aunque el plástico de la parte superior del salpicadero tiene un tacto de goma que, sin ser blando, presenta un aspecto más agradable. Como es norma en la mayoría de los coches, los plásticos más vistosos están en la parte superior del habitáculo.
El confort y acceso a las plazas es el habitual en este tipo de vehículos, donde el desplazamiento de los asientos delanteros es básico para facilitar el acceso. En el caso del Mazda 2, el movimiento del asiento no es muy bueno, ya que el desplazamiento longitudinal no está muy asistido y hay que moverlo con decisión tirando de un mando que está demasiado bajo. El tirador para realizar el mismo movimiento desde los asientos traseros es más efectivo, pero el tirador tiene un aspecto endeble.
Habitabilidad interior
Los asientos delanteros son muy confortables. Presenta regulaciones amplias para cualquier tamaño de ocupantes aunque, como en la mayoría de vehículos, los reposacabezas quedan lejos de la cabeza. El tejido de los asientos es muy sufrido –están forrados con un textil de apariencia resistente-. El mullido de los asientos es más bien blando y, aunque en un principio parecen poco envolventes, no hemos sentido la necesidad de ir más sujetos. La regulación longitudinal es escasa, al menos para usuarios de más de 1,90 m.
En las plazas traseras, las cotas son un poco más justas para los ocupantes. Si los ocupantes que se sientan en las delanteras son de un tamaño por encima de la media, los ocupantes de las plazas traseras lo pasarán mal para poder meter incluso las piernas –un niño que no necesite ir una silla infantil tendrá suficiente espacio-. Si los niños necesitas sillas infantiles, irán dando muestras de existencia continuamente contra el respaldo de los asientos delanteros, disminuyendo el confort de todos los ocupantes. Esto no pasa si los ocupantes de las plazas delanteras no superan los 175 cm de altura, ya que van más alejados de las plazas traseras.
El salpicadero es poco profundo, poco intrusivo hacia los ocupantes y tiene una buena visibilidad hacia delante. Todo queda muy a mano. La cúpula que contiene el velocímetro, tacómetro y el resto de indicadores y testigos tiene una tipografía clara pero una iluminación pobre. Los pedales de control y los mandos están bien dispuestos y tienen un tacto sensacional. El conductor tiene una zona bien realizada para dejar apoyado el pie izquierdo.
El volante, forrado en cuero, es de un diámetro bueno, grosor justo y tacto agradable. Integra mandos para el control de velocidad, del sistema de audio y la información del ordenador de bordo. Los mandos correspondientes al regulador de velocidad y del volumen del equipo de sonido son molestos en la mayoría de maniobras con el volante.
Compartimentos y maletero
Hay varios huecos distribuidos por el interior. Ninguno, salvo la guantera, dispone de tapa ni de recubrimiento en el fondo. Además del hueco en la consola central, tenemos varios huecos repartidos en un plástico que protege el tirador del freno de mano y el mando del selector del cambio. En este compartimento tenemos, protegido con tapa, el conector AUX, una toma de 12 v, un posavasos y dos huecos de diferentes capacidades. En las plazas traseras no hay huecos dedicados a los ocupantes.
El maletero tiene una capacidad menor que su competencia y nos resulta un poco pequeño para el tamaño del vehículo –tiene una capacidad de 250 litros-. Todo el entorno del maletero está bien realizado y rematado. La moqueta es de pelo corto y tiene un tono grisáceo oscuro –parece resistente al roce y al uso-. El maletero tiene formas regulares y es aprovechable, con un borde de carga un poco alto y un pequeño salto de unos 12 cm hasta el fondo. No tiene ganchos para poner bolsas ni la posibilidad de llevar una red. Debajo del guarnecido del suelo tenemos la rueda de repuesto de uso temporal, los triángulos de preseñalización y las herramientas para el cambio de la rueda de repuesto. En el portón del maletero hay acabados mejorables, como la tercera luz de freno o los anclajes de la bandeja trasera.
La capacidad del maletero se puede aumentar hasta los 787 litros si se abaten los respaldos de los asientos traseros en proporción 60/40. Los asientos quedan prácticamente enrasados con el piso.
La unidad probada tenía ordenador de bordo con datos de viaje y de consumo. También tenía un testigo de la temperatura del motor o del refrigerante, que se ilumina en azul hasta que se alcanza una temperatura de marcha idónea. Nosotros preferimos rodar una media hora sin pasar de 3000 rpm para saber con seguridad que el motor ha alcanzado su temperatura de funcionamiento óptima.
Climatizador y equipo de sonido
El sistema de climatización funciona correctamente y emite un chorro de aire bastante potente, con salidas de aire suficientes para las plazas delanteras e inexistentes para las traseras.
El equipo de sonido cuenta con un lector de CD Mp3 y radio. Nuestra unidad equipaba una entrada auxiliar con minijack –no hay posibilidad, ni en opción, de instalar una conexión bluetooth-. El funcionamiento de la radio es muy sencillo y podemos manipular casi todas las funciones desde el mando situado en el brazo izquierdo del volante. La calidad de sonido es muy buena; el sonido es potente y claro y no hay ruidos parásitos en los altavoces.
Esta unidad no llevaba navegador, pero podemos montar uno portátil como accesorio de postventa (aquí tienes más información sobre el equipamiento del Mazda2).
En marcha
El Mazda 2 es un vehículo que gusta llevar cuando está en marcha. Dinámicamente es un vehículo satisfactorio, ya que los movimientos de la carrocería están bastante contenidos y siempre pisa seguro bajo circunstancias normales de circulación. La suspensión filtra muy bien los baches y evita que el coche pierda la trayectoria. En este sentido, siempre hemos tenido la sensación que conducíamos un coche de un segmento superior. La calidad de rodadura es buena y no hemos percibido ni ruidos ni grillos.
El comportamiento a alta velocidad es bueno. En esas condiciones, el eje delantero tiende a flotar algo más de lo deseado. Esta reacción la achacamos más a los neumáticos, que al tarado de las suspensiones.
El control de estabilidad (ESP) no es muy intrusivo y funciona perfectamente.
Aquí tienes más información sobre el bastidor del Mazda2.
Motor
Nuestra unidad de pruebas equipaba un motor de gasolina atmosférico 1.5 litros de 102 CV (ver motor). Se trata de un motor que se muestra más voluntarioso que prestacional. No obstante, para los límites de velocidades legales va más que sobrado. Es un motor silencioso hasta las 3000 rpm. A partir de ese régimen, el ruido del motor se empieza a hacer más notorio que el nivel sonoro de rodadura. En segunda y tercera velocidad acelera bien, pero hay que estirarle por encima de las 4000 rpm para que aparezca la potencia que se le supone.
Este motor se encuentra asociado a un cambio manual de cinco velocidades. Su funcionamiento es bueno y tiene un taco duro pero agradable, con un guiado bastante preciso.
El consumo de carburante nos ha parecido correcto en casi cualquier circunstancia. En condiciones de media y plena carga, hemos medido un consumo mixto de 8 litros a los 100 km, lo que no está nada mal, aunque los hay mejores. En carretera a velocidades legales, podemos conseguir consumos por debajo de los 6 litros cada 100 km. Esto nos da una buena autonomía.
Conclusión: Tenemos que deciros que este Mazda2 es una opción de compra a considerar si quieres un vehículo con un nivel de acabado correcto y un motor sencillo y fiable que ofrece unas prestaciones suficientes y un consumo de carburante contenido. Si le añades un nivel de equipamiento bueno, con control de estabilidad de serie, tenemos un vehículo que incluso puede ser interesante para aquellos que necesiten una opción de movilidad diaria para un número pequeño de kilómetros. El nivel de calidad percibida y de rodadura está en la media –con un par de retoques estaría cerca de los mejores en este apartado-. El problema viene con el precio que, como todo, es la madre del cordero. Un precio algo más ajustado, sería un argumento definitivo para considerar este modelo un objetivo de compra segura.
Texto: Antonio Guzmán
Fotos: Mazda