El Focus siempre ha sido un modelo muy importante para Ford, al menos en el mercado europeo. Desde finales del año pasado, la firma americana realizó una serie de mejoras que afectaron al aspecto, interior, motorizaciones y equipamiento. Con todos estos cambios, el actual Focus es uno de los compactos más interesantes del mercado, ya que guarda una muy buena relación calidad-precio. Nosotros probamos la versión, que está disponible desde 14.925 € (consultar todos los precios).
Los cambios estéticos se notan. Tanto el frontal como la parte trasera cambian, para adoptar la nueva tendencia en diseño que está llevando a cabo la firma del óvalo en todos sus modelos. Además de estos cambios, también hay dos nuevos colores para la carrocería.
Un habitáculo con un buen nivel de calidad
En su interior también ha cambiado para mejorar. Ahora, además de encontrar mejores materiales en algunas zonas y unos ajustes entre piezas algo más cuidados, el gran avance se ha producido en el rediseño y ubicación de algunos mandos. Con todas estas modificaciones, encontramos una consola más limpia (hay menos botones) y unos mandos mejor resueltos en el volante y en la climatización. Gracias a todo este rediseño, ahora el habitáculo dispone de mayores compartimentos.
Los asientos delanteros, al menos los de la versión probada, son bastante confortables, siendo más envolventes por respaldo que por banqueta. Están revestidos con cuero y tela sintética con apariencia de ser resistente al uso. Ese mismo cuero también está presente en los reposabrazos de las puertas. Estos asientos tienen múltiples regulaciones en altura y las habituales de inclinación lumbar (en altura, anchura y profundidad) y longitud). El asiento del conductor tiene ajustes eléctricos, aunque no tiene memoria. Los reposacabezas quedan cerca de la cabeza, aunque se echa en falta un ajuste en profundidad para que cumplan perfectamente con su función.
Los asientos traseros tienen una disposición 40/20/40. Son abatibles y cómodos, aunque no tienen una gran sujeción lateral. Las plazas laterales son más grandes que la central, no obstante, esta última, es completamente funcional para poderse usar, ya que la banqueta no tiene una diferencia estructural ni un mullido diferente al de las otras dos plazas. Como suele ser habitual en coches de este tamaño, en las plazas traseras dos adultos podrán viajar con total comodidad. Tres niños con sistemas de retención infantil de cualquier grupo también lo harán sin problemas.
Por capacidad, el maletero está más o menos en la media del segmento. Lo mejor de todo es que las formas del interior son regulares, y eso permite aprovechar al máximo todo su volumen. Si se necesita mayor capacidad, se pueden abatir los respaldos de los asientos traseros en proporción 60/40. Aunque no quedan completamente enrasados con el piso del maletero, se puede alcanzar una capacidad máxima de 1.148 litros.
Motor voluntarioso y refinado
No soy muy amigo de los motores de tres cilindros, y tampoco tengo tan claro que sean lo eficientes y ahorradores que prometen. El que comercializa Ford en el Focus no está mal en cuanto a suavidad y refinamiento. Nosotros probamos la versión más potente, que entrega 125 CV. Para empezar, lo primero que llama la atención al arrancar el coche, son las bajas vibraciones y ruidos que emite el motor cuando se pone en funcionamiento. Sorprende el refinamiento y la exquisitez de esta mecánica. Y no sólo pasa desapercibido cuando arrancamos el motor o se mantiene al ralentí, tampoco se escucha cuando nos ponemos en movimiento a una velocidad sostenida. Tan sólo se hace notar cuando llevamos el motor a un régimen de giro alto, y en ese caso, el ruido está muy bien aislado y no se hace molesto aunque llevemos el motor al límite de sus posibilidades.
Por prestaciones, este tricilíndrico de 125 CV no es un motor que se vea limitado en carretera. Aunque va más que sobrado para mantenernos en los estrictos límites de velocidad que tenemos en España, el motor da bastante de sí para ir a una velocidad entre 150 y 160 km/h sin que tengamos que recurrir al cambio manual de seis velocidades para mantener ese ritmo. A partir de de esas velocidades, a este Focus le cuesta algo más de trabajo alcanzar su velocidad máxima.
Tampoco encontramos limitaciones para efectuar adelantamientos en carreteras secundarias de doble sentido. Con todo esto, no quiero que pienses que esto es la panacea y que se trata de una motorización milagrosa. La física tiene que hacer acto de presencia para que este pequeño tricilíndrico tenga sus lógicas limitaciones si solicitamos aceleraciones contundentes o mucha respuesta y velocidad en repechos muy pronunciados. Aún así, no le veo un motor limitado, es perfectamente solvente para el día a día y tiene unas prestaciones más que suficientes para una conducción normal.
Si hablamos con las cifras en la mano, este Focus alcanza una velocidad máxima de 193 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 11,3 l/100 km. Unos números que, como he comentado anteriormente, le sitúan al nivel de un 1.6 litros atmosférico de unos 115 CV aproximadamente.
En ciudad también es un coche muy satisfactorio. A 1.400 rpm, aparecen los 200 Nm de par máximo para mantenerse hasta las 4.500 Nm. Por encima de esas revoluciones, todavía le queda algo más de chicha hasta las 6.000 rpm, régimen que no merece la pena superar aunque el motor suba hasta las 6.500 rpm. No obstante, hemos detectado leves baches de potencia a 4.500 rpm y 5.500 rpm. También se echa en falta un pelín de par cuando salimos desde parado.
Un buen comportamiento en carretera
Si tiramos de los datos de consumo homologados, verás que este Focus gasta poco carburante y emite poco CO2 a la atmósfera (114 gr/km). Según estas cifras, el modelo de Ford tiene un consumo de 6,3 litros en ciudad, 4,2 litros en carretera y un ponderado de 5,0 litros. Sin embargo, según nuestras mediciones, estás cifras se incrementan considerablemente en ciertas condiciones. En ciudad, hemos obtenido un consumo comprendido entre 7,6 y 8,3 litros, sin duda, algo elevado teniendo en cuenta el motor que llevamos bajo el capó. Sin embargo, ya en carretera, a una velocidad sostenida y siendo muy estrictos con las limitaciones de velocidad, este Focus gasta lo que un Diésel. En nuestro caso, obtuvimos un consumo medio por debajo de 6 litros, lo que es un buen dato. Si optamos por conducir por carreteras secundarias, sin aprovechar la inercia que tanto ayuda en las autovías, el consumo no se dispara demasiado y se puede estabilizar fácilmente sobre los 7,6 l/100 km.
El Focus sigue siendo un coche muy satisfactorio en cuanto a dinámica de conducción se refiere. Esta versión cubre perfectamente las necesidades del público al que va destinado, ya que es un coche estable, preciso cuando hay que guiarlo en las curvas, confortable, agradable de conducir y con una calidad de rodadura destacable.
Conclusión: El Ford Focus es una muy buena opción si buscas un buen compacto de última generación bien dotado en cuanto a equipamiento y tecnología. El pequeño motor de gasolina es bastante eficiente y te permitirá pagar lo mínimo en cuanto a seguro e impuestos se refiere. Por prestaciones, es una opción válida y hasta interesante, si tenemos en cuenta los elevados precios de los carburantes y lo perseguida que está la velocidad en nuestras carreteras. Por calidad y funcionalidad, esta nueva fase mejora para conseguir un producto aún más redondo.