Probamos el Citroën C3 con el motor de gasolina 1.4 litros de 73 CV, una versión que puede ser interesante para moverse por la ciudad y para realizar cortos desplazamientos por carretera. Esta variante se puede adquirir desde 10.200 €. Veamos que sensaciones nos ha dejado.
Hacía tiempo que no me subía a un Citroën C3 para probarlo a fondo, creo que hace ya unos siete años. En aquella ocasión probé un C3 de la anterior generación –la primera fase- con un motor 1.4 HDi de 68 CV. Me gustó porque era un utilitario que cumplía con lo que cabe esperar en un coche de estas características; tenía un precio razonable –unos 11.000 €-, consumía poco –unos 4,5 litros a los 100 km de media- y era un coche muy maniobrable y fácil de conducir. Por el contrario, no era un coche que me gustara especialmente por sus acabados y calidades, sobre todo, en su interior. No obstante, era un coche correcto, que cumplía con lo que cabía esperar de él.
En el caso del nuevo Citroën C3 todo cambia para mejorar y mucho. Tras siete años me encontrado un coche con el mismo concepto, un poco más amplio, con una calidad percibida en su interior muy superior y con un equipamiento mucho más extenso.
Utilitario de altura
Respecto a los modelos de la competencia, una de las ventajas que veo en el C3 es que tiene una carrocería muy alta que le otorga una sensación de mayor espacio. También me ha gustado la posibilidad de montar un parabrisas panorámico, que da una visibilidad vertical espectacular.
Dejando de lado a su competencia y a su correspondiente posicionamiento en el mercado, el Citroën C3 1.4 litros de 73 CV puede ser una opción interesante para quien busque un coche pequeño para moverse por ciudad y realizar cortos desplazamientos.
La carrocería es elevada y el acceso, tanto a las plazas delanteras como a las traseras, es bueno. También es un coche en el que se colocan muy bien los dispositivos de retención infantiles. El espacio de acceso a las plazas traseras es amplio, sobre todo en altura. La banqueta de los asientos delanteros y traseros es plana y eso facilita la instalación de dichos dispositivos.
Pero lo que es bueno para unas cosas, no es tan bueno para otras. El que los asientos sean tan planos, sobre todo por banqueta, tiene sus pequeños inconvenientes a la hora de sujetar el cuerpo en las curvas, no obstante, me han parecido confortables para el día a día, con un mullido bien estudiado que guarda un buen compromiso de confort. Entiendo que, por el momento, conseguir los asientos perfectos que cumplan a la perfección en todo y sobre todo para todos es complicado por no decir imposible.
Mayor calidad aparente
Donde más ha mejorado el Citroën C3 es en la calidad percibida de su interior. Ahora encontramos unos acabados y calidades bastante aceptables y, más o menos, en la media de lo que ofrece un coche de la categoría y precio del Citroën C3.
En la zona superior del salpicadero y de los paneles de las puertas hay un recubrimiento plástico granulado que ofrece muy buena apariencia y una calidad táctil agradable (ver imagen). El resto de los materiales plásticos son duros al tacto y tienen una apariencia correcta.
El volante de nuestra unidad de pruebas estaba forrado en cuero. Su tacto me resultó agradable. Su forma no es totalmente redondeada, ya que en su parte inferior tiene un pequeño corte que permite ganar algo de espacio para las piernas.
En la parte frontal del salpicadero hay un plástico con un acabado de imitación al metal de una calidad normal que, aunque no tenga el aspecto deseado, aporta dosis de modernidad al conjunto del salpicadero.
Práctico y ordenado
El manejo de todos los mandos y botones me ha parecido sencillo y bien estudiado. No hay botones esparcidos por todos lados y eso se agradece. Todos los mandos están bien ubicados y son accesibles. Su manejo se realiza mediante botones. Sin tener ruletas –que suelen facilitar mucho el manejo de algunos mandos- toda la botonería se maneja bien.
La postura al volante es elevada, similar a la de un monovolumen. Esta posición facilita mucho las cosas para controlar las dimensiones de la carrocería y, por tanto, facilitar la conducción, sobre todo en ciudad.
El volante se puede regular tanto en altura como en profundidad. A mi, personalmente, me hubiera gustado que la regulación en profundidad hubiera sido más amplia. De esta forma, me encontraría más cómodo a los mandos y tendría el volante y los pedales en la posición optima para conducir con comodidad. Pero entiendo que esto no se puede considerar una crítica. Habrá usuarios que encontrarán fácilmente una postura correcta.
El cuadro de instrumentos está compuesto por tres esferas. En la zona central y de una forma destacada está situado el velocímetro (como suele ser habitual en los modelos franceses los números de la velocidad son impares). A la izquierda se encuentra el cuenta revoluciones, y a la derecha se encuentra un marcador digital multifunción en el que se muestra la información del ordenador de bordo (nivel de carburante, kilómetros totales y parciales, consumo medio, autonomía, indicador del regulador y limitador de velocidad y otro que nos recomienda la marcha que debemos llevar insertada). La instrumentación me ha parecido clara, ordenada y accesible.
El interior del Citroën C3 me ha parecido bastante práctico en líneas generales. Tiene un buen número de compartimentos para guardar objetos. La guantera tiene una capacidad de 13 litros -es poco intrusiva y deja bastante espacio a las piernas para el pasajero delantero-. Además, esto le permite el poder adelantarse 8 cm respecto a la posición del conductor, liberando un espacio para las piernas del pasajero situado detrás de él. Los asientos delanteros disponen de un respaldo fino, liberando 3 cm de espacio suplementario para las rodillas de los pasajeros traseros. Al estar semielevados, liberan el espacio que hay debajo de ellos para que lo ocupen los pies de los pasajeros traseros.
El Citroën C3 está homologado para transportar a un máximo de cinco ocupantes (dos en las plazas delanteras y tres en las traseras). El espacio interior es similar al del modelo anterior y el que cabe esperar en un coche de estas dimensiones.
Maletero: tiene un volumen de 300 litros
Con esta cifra, el Citroën C3 se sitúa como una de las referencias en este apartado, siendo únicamente superado por el Peugeot 207 (tiene una capacidad de 310 litros). El diseño del maletero se ha optimizado, con un umbral de carga bajo (22,7 cm,) y una gran anchura (104 cm).
Para facilitar su utilización, dispone de 4 argollas de anclaje y puede contar con una red móvil. Además, para proporcionar una capacidad de carga óptima, los respaldos de los asientos traseros pueden separarse 2/3 – 1/3, pueden abatirse con una sola mano y en un solo movimiento, desde el maletero o desde las puertas traseras mediante un tirador (ver imagen). Como en la gran mayoría de los coches de pequeño tamaño, la anchura del maletero limita bastante a la hora de introducir objetos voluminosos.
Parabrisas panorámico
Dependiendo de las versiones y el equipamiento, el Citroën C3 puede disponer de un parabrisas panorámico (denominado por la marca como “Zenith”) como el que tiene el C4 Picasso. Este parabrisas es fijo y tiene una longitud de 1.350 mm. Según Citroën, consigue aumentar en 80° el campo de visión vertical de los pasajeros delanteros, ya que el travesaño superior desaparece. Este parabrisas tiene una forma curvada y se encuentra acoplado a unos montantes muy finos, que amplían la visibilidad delantera y ofrece una visión muy amplia.
Este parabrisas cuenta con un degradado progresivo de 25 cm. en su parte superior, lo que asegura una transición suave entre una protección solar óptima para los pasajeros delanteros y la transparencia necesaria para la visión frontal. La transmisión energética (TE) de esta zona tintada es de 9, frente al 50 de los cristales tintados clásicos. En caso de que el sol esté bajo, hay una estructura rígida equipada con dos parasoles que permite optar por una protección parcial o integral del parabrisas (ver imagen). Su manipulación es sencilla y se realiza mediante este tirador. Los parasoles sólo cubren la parte frontal del parabrisas, y no las ventanillas laterales como suele ocurrir en la mayoría de los coches.
El parabrisas panorámico “Zenith” es opcional en el acabado más alto que hay disponible con este motor -“SX”-. Cuesta 635 € y entra en un pack de equipamiento que incluye adicionalmente elementos como el apoyabrazos central delantero y las llantas de aleación de 16 pulgadas.
Motor suave y agradable
De la gama Citroën C3 sólo he podido probar la versión equipada con el motor atmosférico de gasolina 1.4 litros de 73 CV (ver imagen del motor). Sus prestaciones no son muy brillantes, no sabría decir hasta que punto influye el peso del vehículo y la aerodinámica de la carrocería, lo que está claro es que la aceleración y las prestaciones que ofrece esta mecánica son escasas. No obstante, no me parece un motor descartable. Para cumplir con la normativa de circulación de tráfico en España me parece un motor más que suficiente. Si el uso que vas a realizar es en ciudad, y en carretera no le vas a exigir grandes aceleraciones y respuesta, te recomendaría este motor. Te lo recomendaría porque pese a que sus prestaciones son justas, es un motor agradable de conducir, de tacto suave y con un nivel sonoro bastante contenido.
Su consumo de carburante es correcto sin más. Durante nuestro recorrido habitual de pruebas en el que combinamos carreteras de segundo orden, autovía y ciudad el consumo fue de 6,8 litros a los 100 km.
Sus emisiones de CO2 son de 139 gr/km, por lo que hay que pagar el 4,75 % correspondiente al impuesto de matriculación.
Apuesta por el confort
El tacto de la dirección y del cambio también me ha parecido suave y agradable, por lo que tenemos un coche ideal para manejarlo en ciudad con un uso prolongado. No sé si el resto de versiones cuentan con el mismo tacto, pero ésta me parece ideal y adecuada para quien busque un coche agradable de conducir que no canse con el paso de los kilómetros.
La suspensión me ha parecido confortable y filtra bien los baches sin responder con molestos rebotes y vibraciones.
Para el recorrido que tiene la suspensión y la altura que tiene la carrocería la estabilidad es buena. No llega a la precisión que puede tener, por ejemplo, un SEAT Ibiza -un modelo que, bajo mi punto de vista, es la referencia de su segmento en cuanto a dinámica se refiere-, pero el Citroën C3 tiene la estabilidad suficiente para que sea un coche seguro.
Los frenos responden correctamente ante una frenada de emergencia en la que tengamos que parar el coche lanzados a una velocidad de 120 Km/h como máximo, que es con la velocidad con la que se puede circular en las vías más rápidas (autovías y autopistas).
El acabado más básico con el que se puede adquirir esta versión, se denomina comercialmente “LX”. Su dotación de serie es la que cabe esperar en una versión básica. Su equipamiento está formado por los siguientes elementos: ABS, airbag laterales, ordenador de a bordo, elevalunas eléctricos delanteros, dispositivo Isofix para las plazas laterales traseras y volante regulable en altura y profundidad. Recomendaría añadir el control de estabilidad, que es opcional y cuesta 317 €.
Aquí tienes más información sobre el equipamiento de la gama Citroën C3.
El Citroën C3 1.4i de 73 CV está disponible desde 10.200 €. Según el configurador de Citroën si se abonan 2.040 € de entrada y se financia el resto (8.160 €), se pagaría una cuota mensual de 163,26 €.
Conclusión: El nuevo Citroën C3 ha sabido mantener la esencia de la primera generación, aunque ha incorporado más equipamiento, calidad y tecnología. Su precio sigue siendo competitivo si lo comparamos con sus más directos rivales. La versión dotada con el motor de gasolina 1.4 litros de 73 CV es recomendable por la suavidad que transmite y el poco ruido que emite, algo que es de valorar en un coche de este precio y categoría.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A.R. Sastre, G. Rodríguez