En Chevrolet están haciendo muy bien las cosas, y buena prueba de ello son los buenos resultados comerciales que están obteniendo últimamente. Durante el primer semestre de 2012, las ventas de la firma americana en Europa se han incrementado en un 10,9 %, en España la subida ha sido de un 2,7 % -cuando el mercado ha caído un 2,7 %- y se han vendido un total de 117.500 Chevrolet durante todo ese periodo en Europa, lo que supone un incremento de un 7,7 %.
Aunque el Cruze, en sus dos carrocerías –sedán y 5 puertas-, no ha sido el modelo más vendido, los resultados comerciales ofrecen un balance muy positivo, ya que se han comercializado un total de 21.000 unidades en Europa, lo que es un muy buen dato teniendo en cuenta la que está cayendo.
El Chevrolet Cruze que he tenido la oportunidad de probar, es un coche fantástico. Tanto es así, que me ha gustado más que la versión con carrocería Sedán y motor Diésel de 163 CV que probé en enero de 2011 (ver prueba).
La gran virtud del Cruze es que, además de ser un coche que funciona muy bien y no te falla, es el modelo compacto más barato del mercado y no es peor que cualquiera de sus rivales. Por ejemplo, si lo comparamos con un Opel Astra con un motor equivalente –modelo con el que comparte tecnología-, el Cruze es 8.600 € más barato y, lo mejor de todo, es que me parece mejor que un Astra.
Pese a que es un coche barato, no se percibe un ajuste de costes en cuanto a la calidad de fabricación y acabados interiores se refiere. Durante todo el tiempo que lo he conducido, siempre me ha resultado un coche agradable de utilizar; las puertas cuentan con una apertura y cierre agradable, el tacto de conducción es muy bueno y la realización del interior es mejor que la de muchos de sus rivales.
El interior está fabricado con materiales sencillos, que no malos. Todos los plásticos y textiles transmiten muy buenas sensaciones al tacto y a la vista. Lo mejor de todo es que no he detectado faltas reseñables en el ensamblaje de piezas, salvo alguna zona poco visible.
Como suele ocurrir en muchos coches, incluso en algunos que cuestan más de 50.000 €, las zonas en las que descansan los brazos, apenas tienen mullido, lo que resta bastante confort.
El puesto de conducción está bastante logrado. Sin demasiados reglajes me siento cómodo desde el principio y puedo ir en una posición baja o alta, algo de lo que no pueden presumir muchos modelos de la competencia.
Habitabilidad interior
Por dentro, el Chevrolet Cruze es tan amplio y cómodo como cualquiera de sus rivales. Los asientos resultan confortables y el espacio en altura en las plazas traseras es ligeramente superior al que tiene la carrocería sedan -+11 mm-.
En las plazas traseras, el respaldo de la plaza central se puede abatir para desvelar un apoyabrazos muy confortable y práctico que integra dos posavasos (ver imagen). Este reposabrazos, no cuenta con ninguna trampilla que permita comunicar el habitáculo con el maletero.
Los reposacabezas de los asientos delanteros y traseros quedan cerca de la cabeza y se pueden regular perfectamente para situarlos en la posición adecuada.
En función del acabado elegido, el Chevrolet Cruze tiene detalles que me han gustado mucho y que no suelen verse en otros coches más costosos. Por ejemplo, cuando abrimos el coche desde el mando a distancia, automáticamente se encienden las luces exteriores e interiores a modo de cortesía (este detalle se agradece cuando el coche se encuentra aparcado en una zona muy oscura). Hay ciertos reglajes que se pueden modificar desde el ordenador de bordo. Por ejemplo, podemos modificar la apertura del coche (cuando abrimos el coche podemos indicar si queremos que se abra primero la puerta del conductor y luego el resto con una segunda pulsación). También se puede modificar ciertas funciones del coche cuando lo cerramos, por ejemplo, podemos elegir que el coche responda con señales visuales, acústicas o una combinación de ambas.
Además de todo esto, el Chevrolet Cruce tiene otro detalle que me parece interesante y que muchos coches de su precio no tienen. Aunque paremos el motor e, incluso, quitemos la llave del contacto, el equipo de sonido sigue funcionando. Se apaga cuando el conductor abre la puerta para salir del habitáculo.
Mandos: disposición y funcionamiento
Todo el aspecto del interior, además de ser moderno y atractivo, resulta muy práctico y funcional.
La temperatura y el ventilador del climatizador se manejan mediante dos mandos giratorios situados en la consola central (ver imagen). Tienen un tacto muy bueno y ambas funciones se regulan con rapidez y eficacia. Estos mandos son muy accesibles y están situados en la parte inferior de la consola central. Al estar en esa posición, se puede dar la posibilidad de tocar involuntariamente estos mandos con las piernas del conductor y acompañante.
El volumen del equipo de sonido y los menús del ordenador de a bordo también se manejan mediante mandos giratorios (ver imagen). Al igual que los del climatizador, estos también tienen un tacto suave y agradable.
El resto de funciones se activan mediante botones.
La parte superior de la consola central está gobernada por un sistema de audio con radio CD, con sistema digital RDS de localización de mensajes de texto vía radio y una entrada para dispositivos MP3 (ver imagen). Además, el acabado LT añade un cargador de seis CD y una entrada USB para un iPod y dispositivos de datos (ver imagen).
Me gustó la ubicación de los mandos que controla las luces (ver imagen). Además de liberar de funciones a los mandos satélites situados detrás del volante, están muy bien dispuestos. Mediante el mando giratorio se selecciona la modalidad que queremos utilizar (luces de cruce, la corta, modo automático y antinieblas). A la derecha de este mando, tenemos dos ruletas que regulan la inclinación vertical del haz de las luces de cruce y carretera, y la intensidad de la iluminación del cuadro, testigos y pantallas.
Si queremos manipular el menú del ordenador mientras conducimos (para visualizar consumos y autonomía), hay que quitar la mano izquierda del volante, ya que el mando que controla estas funciones está ubicado detrás del mismo (ver imagen). El selector de desplazamiento por los menús es un mando giratorio que está dentro del mismo mando, muy incómodo de manejar.
El velocímetro y tacómetro son analógicos. Los indicadores de temperatura y combustible disponen de una retro iluminación LED en azul polar y blanco. En el centro de la instrumentación hay una pantalla de siete líneas con los textos en ámbar o azul polar, en ella se puede visualizar el consumo medio, kilometraje y autonomía. Las esferas de la instrumentación están cubiertas por un plástico transparente que suele generar brillos, incluso en días poco soleados (Ver imagen).
Los elevalunas y el regulador eléctrico de los espejos retrovisores exteriores están bien posicionados y los mandos están bien agrupados (ver imagen). Salvo el elevalunas del conductor, ninguno de los elevalunas tiene una función automática que nos permita bajar y subir las ventanas con un solo toque.
El climatizador bi-zona es un equipamiento de serie en las versiones LT. Tiene un funcionamiento perfecto, es muy sencillo de manejar y en función automática alcanza rápidamente la temperatura solicitada. La consola no tiene salidas de aire para las plazas traseras.
Las funciones para desempañar la el parabrisas y la luneta trasera actúan con mucha eficacia y cumplen con su función con suma rapidez.
Huecos, compartimentos e iluminación interior
Existen varios huecos repartidos por el interior del habitáculo que contribuyen a dar mayor capacidad de almacenaje:
En la parte central del salpicadero hay un hueco de 62 mm de profundidad con tapa de apertura amortiguada sobre la columna central (ver imagen).
Detrás del mando del cambio hay un soporte doble para bebidas y una toma de corriente adicional (el soporte no tiene tapa, por lo que si dejamos objetos, quedarán siempre a la vista -ver imagen-).
Entre los dos asientos delanteros hay un cofre disfrazado de apoyabrazos que no tiene demasiada capacidad, pero que resulta muy útil (está tapizado con un guarnecido de pelo corto y tacto agradable e integra conectores jack y USB -ver imagen-).
La guantera tiene suficiente capacidad para guardar toda la documentación y algún objeto extra (está iluminada, ligeramente amortiguada cuando se abre y no está climatizada).
Los guarnecidos de las puertas integran bolsas rígidas que son capaces de llevar una botella de 1,5 litros en las puertas delanteras o de 0,5 en las traseras.
El conductor tiene dos pequeños compartimentos que quedan muy a mano: una pequeña guantera justo debajo de los mandos que controlan las luces (ver imagen) y un compartimento con tapa para guardar unas gafas (es demasiado pequeño para llevar unas gafas y, aunque está guarnecido con una material similar a la goma, creo que no puede evitar que los cristales puedan rayarse).
Los respaldos de los asientos delanteros tienen bolsillos para guardar mapas o revistas. También hay un bolso rígido a la izquierda del acompañante para alojar periódicos o similares (ver imagen).
La iluminación del interior es correcta. Al menos, hay tres plafones (uno en el centro del techo y otros dos cerca del parabrisas, que ofrecen una buena iluminación -ver imagen-). Los dos plafones que están cerca del parabrisas no se encienden automáticamente, una verdadera pena.
El maletero tiene una capacidad de 413 litros –es el más capaz dentro de su segmento-. Ese volumen se puede aumentar hasta los 883 litros si se abaten los asientos en proporción 60/40 –estos no quedan totalmente enrasados con el piso-. Todo el entorno del maletero está tapizado con un guarnecido de una calidad normal. Debajo del piso hay un molde de material aislante que integra todas las herramientas para sustituir la rueda, un kit antipinchazos y los triángulos de emergencia. Lo peor del maletero es que no está iluminado.
Motor
Bajo el capó encontramos un recién llegado. Se trata de un nuevo Diesel de 1.7 litros que está equipado con turbocompresor con intercooler térmico y un sistema Start/Stop. Esta motorización entrega una potencia máxima de 130 CV a 4.000 rpm y un par motor máximo de 300 Nm entre 2.000~2.500 rpm.
El tacto que ofrece este propulsor es muy bueno. Es bastante refinado, incluso cuando no ha alcanzado su temperatura de servicio y, en carretera, apenas hace ruido. También resulta agradable de utilizar, y únicamente nos ha parecido mejorable la respuesta que tiene en la zona más baja del cuentavueltas. Por ejemplo, cuando queremos salir desde parado, tiende a calarse con facilidad. En ese tipo de condiciones al motor le falta la fuerza suficiente, aunque una vez con el coche en movimiento la respuesta es buena.
El funcionamiento y rendimiento de esta mecánica me ha parecido muy satisfactorio en líneas generales, aunque me gustaría comentar un pequeño detalle. Cuando se cambia de marcha muy rápido –no tiene por qué ser a un régimen de giro algo y siempre cambiando a una relación superior- he detectado un vacío de potencia –no demasiado preocupante- que hace que el motor responda con cierta lentitud en ese tipo de condiciones. Si el cambio de marcha es normal, el motor responde perfectamente.
Sus prestaciones se ajustan a lo esperado en un coche de este tamaño, peso y potencia. Acelera hasta los 100 km/h en 10,4 segundos y alcanza una velocidad máxima de 200 km/h.
El consumo resulta ridículo en todo tipo de condiciones. En carretera, a velocidades legales, circulando durante unos 460 km por autovía, sin ocupantes, con el aire acondicionado conectado con un nivel de potencia bajo y con equipaje, hemos obtenido un consumo medio de 4,9 litros a los 100 kilómetros, lo que es un dato fantástico.
Ya en ciudad, las buenas cifras se mantienen. En ningún momento llegamos a superar los 6,5 litros de media, y el gasto de carburante siempre se mantenían entre 5,5 y 6 litros a los 100 km.
Las emisiones también son muy bajas (119 g de CO2 por kilómetro), una cifra que permite a este Chevrolet Cruze quedar exento de pagar el impuesto de matriculación. En este sentido, es la motorización más eficiente de toda la gama.
En ciudad resulta muy agradable de conducir, aunque, como he comentado hace un momento, tiende a calarse cuando salimos desde parado. En carretera, es un coche más que válido y totalmente solvente para circular con seguridad en cualquier tipo de condiciones.
Además de ser un coche competente y más que equilibrado para circular en todo tipo de vías, también resulta agradable de conducir. Todos los elementos mecánicos –pedales, dirección y cambio- ofrecen un tacto suave y bien reglado para que este Chevrolet no nos canse por mucho que conduzcamos.
El cambio es un manual de seis velocidades que cuenta con unos desarrollos bastante acertados para conseguir un buen compromiso entre prestaciones y, sobre todo, consumo. El guiado está bastante logrado, ya que resulta suave y eficaz cuando lo queremos manejar con rapidez.
La dirección es de asistencia eléctrica y me ha parecido mucho más precisa que el último Chevrolet Cruze que pude probar en 2011 (ver prueba). Tiene un tarado extrasuave que es de agradecer, sobre todo cuando circulamos en ciudad.
Lo frenos me han parecido potentes en todo tipo de condiciones. Además, me ha dado la sensación que la fuerza de frenado se reparte muy bien en los dos trenes. Realizando una frenada potente a altas velocidades, la carrocería se mantiene adecuadamente en la trayectoria, aunque, en ocasiones, no se puede evitar un leve zigzagueo del tren trasero.
La puesta a punto de las suspensiones me ha parecido muy buena. Chevrolet ha configurado un coche muy confortable y, a la vez, estable, seguro de reacciones y bastante eficaz en cualquier tipo de curvas. Algo que ninguno de sus rivales directos es capaz de conseguir.
Las suspensiones son capaces de filtrar muy bien todo tipo de imperfecciones, y apenas se transmiten ruidos y vibraciones al interior. Por lo demás, no resulta un coche ruidoso por motor y aerodinámica.
La entrada en cualquier tipo de curva es bastante buena, gracias en gran medida al trabajo de la suspensión trasera, Ya en mitad de la misma hay un marcado carácter subvirador, aunque el Cruze mantiene muy bien el tipo. El paso por curva rápida es bastante bueno y el Cruze transmite bastante confianza, pese a que monta una suspensión blanda y de generoso recorrido.
Nuestra unidad de pruebas equipaba unos neumáticos Continental ContiSportContact 3 con medida 205/60 R16. En seco su adherencia no me ha parecido demasiado buena -me hubiera gustado probar este coche con otros neumáticos para sacar unas conclusiones más precisas-.
Como el resto de los modelos de Chevrolet, el equipamiento de serie del Cruze con carrocería de cinco puertas es muy completo.
La gama está compuesta por cuatro acabados (LS+, LT, LT+ y LTZ). Entre las opciones, destaca la pintura metalizada (cuesta 450 €) y, para las versiones dotadas con el acabado más alto (LTZ) hay dos opciones: asientos calefactables tapizados en cuero (1.080 €) y techo solar eléctrico (825 €).
La versión más económica asociada a este motor Diesel de 1.7 litros y 130 CV se denomina “LT” y está disponible desde 14.600 €. Su equipamiento está formado por: aire acondicionado, airbag conductor, acompañante, laterales delanteros y de cortina, ABS con EBD, Control de estabilidad y de tracción, radio CD compatible con MP3 y conexión bluetooth y USB, mandos de audio en el volante, retrovisores exteriores eléctricos y térmicos, equipo de sonido con seis altavoces, ordenador de abordo, indicador subida cambio de marcha y garantía de 3 años ó 100.000 km.
Conclusión: Si estás buscando un buen compacto a precio de utilitario, el Chevrolet Cruze debe ser tu elección. Es mucho más barato que su competencia más directa (Renault Mégane, Citroën C4, Opel Astra, Toyota Auris o Ford Focus entre otros) y no es peor coche. El motor Diesel 1.7 litros de 130 CV funciona muy bien y ofrece un gasto de carburante ridículo. Te animo a que lo pruebesÂ… te convencerá por completo.
Texto: Gustavo Rodríguez
Fotos: A. R. Sastre y G. Rodríguez
